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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Informe de la situación para la URSS

Informe de la situación para la URSS

Informe de la situación para la URSS[1]

 

 

23 de mayo de 1930

 

 

 

Estimados amigos:

 

Seguramente no habrán dejado de observar que Pravda, Bolchevique y el resto de la prensa oficial reini­ciaron con todas sus fuerzas su campaña contra el “trotskismo”. Aunque, lamentablemente, no conoce­mos las razones secretas de este giro, el hecho mismo de que se reiniciara la discusión después de haber es­tado prácticamente suspendida durante un período sig­nifica para nosotros un gran triunfo.

Hace seis meses Molotov recomendó muy especialmente a los comunistas franceses que se abstuvieran de polemizar con el “trotskismo” puesto que, en los he­chos, había sido aniquilado totalmente. En esa misma época escribí a los camaradas franceses que nuestra victoria estaría semi asegurada apenas obligáramos al aparato oficial a polemizar con nosotros, porque en es­te terreno nuestra superioridad ideológica, establecida desde hace tiempo, se haría sentir en toda su plenitud. Y ahora comenzamos a recoger los frutos del trabajo teórico y político desarrollado por la Oposición durante los últimos siete años. Esto se aplica en primer término, desde luego, a los países occidentales, en los que tenemos nuestras propias publicaciones y podemos responder golpe por golpe. En la URSS el aparato se cree capaz, debido al carácter unilateral de la polémica, de postergar el resultado final de la lucha ideológica. Pero puede postergarla, nada más. El pasado fue testi­go de tal cantidad de equívocos, mentiras, contradic­ciones, oscilaciones y errores que las conclusiones ge­nerales más elementales penetran por su propio peso en la conciencia de amplios sectores del partido y de la clase obrera.

Y puesto que estas conclusiones elementales acerca de la dirección coinciden en lo esencial con las ideas promovidas por la Oposición, el aparato se ve obligado a reiniciar la “liquidación del trotskismo” para tratar de impedir la ligazón entre la crítica y la insa­tisfacción reinantes en el partido y las consignas de la Oposición. Pero nadie puede dudar que el viejo plato recalentado no traerá la salvación. En algunos artículos recientes, por ejemplo en los de ese alma perdida Pokrovski,[2] el llamado tardío a la “liquidación del trotskismo” tiene un tono obviamente desesperado. No se puede exagerar la importancia de estos síntomas. En el partido, muchas cosas se pusieron en movimiento y gravitan hacia nosotros.

En Occidente estamos logrando verdaderos éxitos, sobre todo en Francia e Italia. La prensa oficial del Par­tido Comunista Francés ha rechazado totalmente el consejo de Molotov que mencionamos mas arriba; y el propio Molotov se las arregló para repudiarlo él mismo. En lugar de atacarnos con inventos irremediablemente absurdos, al estilo del “oficial de Wrangel”, la prensa comunista francesa trata de polemizar en torno a pro­blemas de principios. ¡Pero eso es exactamente lo que queremos! La Oposición francesa participa de manera cada vez más efectiva en las actividades del PC, hacien­do sentir su presencia en las mismas y criticándolas, y así va derrumbando gradualmente el muro que la sepa­ra del partido. La Oposición ha encontrado apoyo en el movimiento sindical, donde nuestros compañeros pu­blicaron su programa y crearon su propio centro, a la vez, por supuesto, que prosiguen su lucha por una con­federación del trabajo unitaria (la CGTU).

También en el partido italiano se han producido re­cientemente cambios importantes. Ustedes saben que se expulsó del partido al camarada Bordiga, que acaba de volver del exilio, bajo acusación de haberse solidari­zado con Trotsky. Los camaradas italianos nos escri­bieron que Bordiga, que está al tanto de nuestras ulti­mas publicaciones, hizo efectivamente una declaración por la que aparentemente se pronunciaba a favor de nuestras posiciones. Al mismo tiempo, se produjo en el partido una ruptura que se venía incubando desde hace tiempo. Varios miembros del Comité Central, encarga­dos de algunas de las tareas más importantes del parti­do, se negaron a aceptar la teoría y la práctica del “ter­cer período”. Se los acusó de “desviacionismo de derecha”, cuando en realidad no tienen nada en común con Tasca, Brandler y Cía. Sus diferencias con el “ter­cer período” los obligaron a revisar todas las polémicas y diferencias de años recientes, y declararon su plena solidaridad con la Oposición de Izquierda Internacional.

¡Se trata de una ampliación excepcionalmente valiosa de nuestras filas!

En una de mis últimas cartas subrayé que el año pa­sado fue de gran trabajo preparatorio para la Oposición de Izquierda Internacional y que ahora podríamos es­perar los resultados políticos de la tarea realizada. Los hechos que acabo de citar, que incluyen a dos países, demuestran que esos resultados han comenzado a con­cretarse. No es casual que, a la zaga del Partido Comu­nista soviético, la Comintern se considere obligada a asumir la polémica “principista”, lo que, naturalmen­te, redundará en favor nuestro.

El Decimosexto Congreso no reflejará todavía estos cambios evidentes, indiscutibles, que se están produ­ciendo en el partido soviético y en la Comintern, cam­bios muy promisorios pero que se hallan apenas en sus comienzos. Será, como los anteriores, un congreso de la burocracia stalinista. Pero de una burocracia asustada, perturbada, “reflexiva”. Probablemente, desde el pun­to de vista organizativo Stalin mantendrá sus posicio­nes. Más aun, este congreso seguramente hará un ba­lance formal de toda la gama de las “victorias” de Sta­lin sobre sus adversarios y santificará el sistema del “unicato”. Pero, a pesar de ello - más precisamente debido a ello - se puede afirmar sin la menor vacila­ción: el Decimosexto Congreso será el último de la bu­rocracia stalinista. Así como el Decimoquinto Congre­so, que selló el triunfo sobre la Oposición de Izquierda, fue el poderoso acicate que aceleró la desintegración del bloque de la derecha y el centro, el Decimosexto Congreso, que aparentemente será el broche de oro de la derrota de la derecha, acelerará la desintegración del centrismo burocrático. Este proceso de desintegración será tanto más rápido cuanto mayores hayan sido los esfuerzos por frenarlo de la turba desleal y ruda del aparato. Esto no sólo le abre grandes posibilidades a la Oposición de Izquierda; también le impone grandes obligaciones. El camino hacia el partido pasa por el proceso de reanimamiento del propio partido y sólo por allí y, en consecuencia, por el fortalecimiento del tenaz trabajo teórico y político de la Oposición en el seno del par­tido y de la clase obrera. Todo el resto vendrá solo.

 

Con firmes saludos comunistas,

 

L. Trotsky



[1] Informe de La situación para la URSS. Con autorización de la Biblioteca de la Universidad de Harvard. Traducido del ruso [al inglés] por George Saunders.

[2] Mijail N. Pokrovski (1868-1932): destacado historiador  bolchevique y autor de una voluminosa historia de Rusia, entre otras obras. La revisión de la historia en la Unión Soviética dio lugar a una oleada represiva en el terreno de las ciencias sociales y campaña contra Pokrovski a principios de la década del 30.



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