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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Pavón Flores, el abogado defensor de la GPU

Pavón Flores, el abogado defensor de la GPU

Pavón Flores, el abogado defensor de la GPU[1]

 

 

3 de julio de 1940

 

 

 

Tanto en el momento de mi testimonio ante la Corte, el 2 de julio, como durante la inspección judicial a mi casa, el 19 del mes pasado, los abogados defensores de David Serrano, Mateo Martínez[2] y otros trataron de sugerir que no se encontraron mis archivos en la habita­ción donde se tiraron las bombas ni en ninguna otra parte de la casa.

El señor Pavón Flores y su colega defienden a perso­nas que sostienen no haber participado en el ataque. Desde este punto de vista, el problema de los archivos parece irrelevante. Sin embargo, el señor Pavón Flores y su colega intentaron repetidamente demostrar que ningu­na de las partes tenía interés en destruir los archivos.

¿Por qué los abogados defensores atribuyen tanta im­portancia a esta cuestión? Los asaltantes asesinaron a Robert Harte, intentaron matarnos a mí, a mi esposa y a mi nieto, amarraron a la policía, etcétera; estos crímenes son infinitamente más importantes que el intento de destruir una colección particular de documentos. ¿Por qué entonces tanto interés por un problema secundario?

El interés del señor Pavón Flores en mis archivos se explica simplemente por el hecho de que el intento de quemarlos representa una prueba muy importante, aun­que no la única, contra Stalin. Ninguna organización en el mundo puede tener mayor interés que la GPU en destruir mis archivos. Lo demostró cuando debió superar grandes dificultades técnicas para robar ochenta y cinco kilos de ellos en París, el 7 de noviembre de 1936. Mis archivos permitieron a la Comisión Internacional presidi­da por el doctor John Dewey descubrir los fraudes judiciales de los juicios de Moscú, y continúan siendo útiles para revelar los crímenes de Stalin.

Si el señor Flores aceptara la evidencia de que el ataque fue organizado por la GPU, disminuiría la culpabili­dad de sus defendidos ya que el potente brazo del estado soviético posee ilimitados recursos disponibles para quebrar la voluntad de los miembros (temporarios) de la Comintern y subordinarlos totalmente a sus fines crimi­nales. Por el contrario, al señor Pavón Flores no le interesa la suerte de los que defiende, sino más bien la empresa de la GPU y la reputación de Stalin. Al negar el obvio papel directivo de la GPU en el atentado del 24 de mayo, el señor Flores está poniendo realmente en peligro a los acusados. Para servir y defender a Stalin, el señor Flores se considera obligado a calumniar a los adversarios de Stalin. Sólo su dependencia moral y política de la GPU explica su papel en el juicio, sus desgraciadas acusa­ciones y sus groseros ataques a mi persona.

En mi testimonio del 17, indiqué que no es casualidad que el señor Flores forme parte del Comité Central del Partido Comunista, elegido para ese organismo dos meses antes del ataque, con el objetivo de intensificar la lucha contra Trotsky y el trotskismo. Durante el curso del interrogatorio, él me corrigió diciendo que no había sido electo por primera vez miembro del Comité Central en el último congreso de marzo pasado sino un año antes. La corrección no cambia fundamentalmente mis conclusio­nes; más bien las refuerza. Durante 1939 el señor Flores trabajó tranquila y dócilmente bajo la dirección de Laborde, al que le cantó loas. Cuando la GPU, con los ojos puestos en el planeado ataque, consideró esencial revisar la composición del Comité Central, el señor Flores, que súbitamente descubrió un "traidor" y un "enemigo del pueblo" en quien fue su patrón de ayer, fue aprobado por la GPU y, como consecuencia, incluido en el nuevo Comité Central. El señor Flores interpreta la lealtad a su "amo" -me refiero a la GPU- como una "lealtad" revolucionaria. Interpreta la "traición" como desobedien­cia a la GPU y la lucha contra sus crímenes. No debe sorprender… pues, el que me llame "traidor" en mi pro­pia casa.

En su célebre "Testamento", Lenin citaba dos aspec­tos esenciales de la personalidad de Stalin: rudeza y deslealtad. Los mismos se han convertido ahora en rasgos de toda una escuela. La rudeza se transformó en insolen­cia, la deslealtad en traición. En su calidad de discípulo de esta escuela, el señor Flores presenta una imagen completamente opuesta a la de un revolucionario.

Me doy cuenta perfectamente de que el tribunal no puede utilizar medios judiciales para detener el torrente de insinuaciones escandalosas que brota del señor Flores, que se aprovecha de su condición de abogado defensor para encubrir su sujeción a la GPU. Por lo tanto, me reservo el derecho de publicar todas mis declaraciones relativas a las vergonzosas actividades del señor Flores.



[1] "Pavón Flores, el abogado defensor de la GPU". De Los gángsters de Stalin. Traducido para este libro por Will Reissner.

[2] David Serrano Andonegui fue un stalinista que había sido mayor en la guerra civil española y miembro del Comité Central del Partido Comunista Mexicano. Mateo Martínez fue el stalinista que consiguió los uniformes policiales para el atentado.



Libro 6