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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Una vez más sobre los camaradas Sneevliet y Vereecken

Una vez más sobre los camaradas Sneevliet y Vereecken

Una vez más sobre los camaradas Sneevliet y Vereecken[1]

 

 

24 de mayo de 1938

 

 

 

I

 

Planteé en privado la cuestión de la conducta errónea del camarada Sneevliet en el caso Reiss, en una carta estrictamente confidencial para Sneevliet. Mi propósito era darle al mismo Sneevliet la oportunidad de comprender el error que había cometido.

El camarada Vereecken juzgó necesario introducir esta carta confidencial en la discusión con la organización de Bruselas sobre la política del RSAP de Holanda. En otras palabras, el camarada Vereecken por objetivos fraccionales, manifiestamente abusó de mi carta, después de lo cual él se queja de la contaminación de una lucha por principios con "métodos" falsos. Pero ahora que esta cuestión ha surgido a la luz debo dar una explicación.

El primer error de Sneevliet fue evaluar en forma completamente falsa la situación política y práctica que rodeaba al caso Reiss; y fue incapaz de darle al camarada Reiss el consejo necesario. Hablé de esto, sin mencionar el nombre de Sneevliet, en el artículo Una lección trágica, que se imprimió en diferentes lenguas incluyendo la prensa de la sección belga. No repetiré mis argumentos aquí. Walter Krivistski y A. Barmin usaron precisamente el modo de operar que yo sugerí en el artículo Una lección trágica. Hasta ahora los resultados han sido mucho más favorables, tanto en el terreno político como en el terreno de la seguridad personal.

El segundo error de Sneevliet consistió en subordinar un hecho político de enorme importancia (el rompimiento de Reiss con Moscú) a consideraciones secundarias respecto a su organización, su periódico, su "empresa". No sólo no consultó con los representantes de la sección rusa, en particular conmigo, respecto a qué camino escoger, sino que por el contrario, pospuso por todos los medios posibles el encuentro entre Reiss y Sedov bajo diferentes pretextos.

Cualquiera que conozca la política de Sneevliet y su forma de actuar, comprenderá sin dificultad que a Sneevliet lo motivaba la hostilidad hacia nuestra organización internacional. Reiss se dirigió a Sneevliet no como a un individuo sino como a un representante de la Cuarta Internacional. Vio en Sneevliet una ligazón con nuestra organización internacional y en particular conmigo. Sneevliet no pudo o no quiso decirle que, en realidad, él ya había roto con nuestra organización y estaba conduciendo una lucha contra ella a escala internacional. Sin explicarle a Reiss la situación que había surgido, Sneevliet maniobró, puso obstáculos y bloqueó con todas las fuerzas a su disposición una reunión y un acuerdo entre Reiss y nosotros. La relación ambigua de Sneevliet con la Cuarta Internacional creó una doblemente ambigua relación entre él y Reiss.

Si Reiss hubiese sabido que Sneevliet se había empeñado en un combate contra la Cuarta Internacional, indudablemente hubiese encontrado otros canales y tal vez nosotros hubiésemos logrado darle consejos políticos adecuados y oportunos.

Esto nos conduce a nuestro propio error colectivo: hemos tolerado la actitud ambigua de Sneevliet por demasiado tiempo; es decir, hemos permitido que aparezca públicamente como uno de los líderes de la Cuarta Internacional y al mismo tiempo ignore nuestra organización internacional y la mine con todos los medios a su disposición. Una organización revolucionaria no tiene el derecho de permitirse tales ambigüedades, porque siempre pueden acarrear serias y aun trágicas consecuencias.

Debemos llegar al fondo de esta lección en forma seria. Podemos dar evidencia de la mayor buena voluntad y paciencia hacia partidos que están fuera de nuestra organización internacional pero se mueven en nuestra dirección. Debemos y podemos probar que somos capaces de la mayor paciencia cuando se trata de resolver problemas internos de nuestra organización. Pero no podemos permitir una doble contabilidad, es decir, dar a nuestros opositores ideológicos el derecho a esconderse detrás de la bandera de la Cuarta Internacional y al mismo tiempo violar a cada paso su disciplina interna y pisotear el más elemental deber de lealtad.

Esta lección nos muestra, en particular, que debemos rechazar de una vez por todas la ridícula y obsoleta expresión "pro Cuarta Internacional". Nuestra organización es la organización de la Cuarta Internacional. Dejemos a quienes no quieren entender esto, mantener su independencia por un tiempo. Pero no le podemos permitir a nadie mantener un pie en nuestra organización y el otro por fuera, para golpearnos más libremente.

 

II

 

El intento de Vereecken, por puras razones fraccionales, de lavarle las manos a Sneevliet a expensas de Sedov, es vergonzoso en todo el sentido de la palabra. La historia de los hechos de este asunto fue revelada muy bien por los camaradas Etienne y Paulsen en su carta impresa en el Boletín N° 14 del PSR,[2] Sólo un ciego, o alguien sin ninguna conciencia propondría -después de esta carta que contiene numerosos hechos y citas- una resolución al estilo de la de Vereecken.

Después de innumerables demoras por parte de Sneevliet, Sedov, quien estaba bastante enfermo, no tuvo fuerzas para ir a Rheims a encontrarse con Reiss el 6 de septiembre, como informó a Sneevliet. Pero Sneevliet, en su forma usual, estalló en cólera, "ahora o nunca ". En una carta que me envió, Sneevliet habla con ironía del cariño que la gente de París le tiene a las vacaciones. Vereecken expone el mismo tema. De hecho, Sedov nunca estuvo familiarizado con vacaciones porque trabajó para el movimiento no menos sino más que muchos otros. Si se vio obligado a dejar París por dos semanas, fue sólo porque su condición física había llegado a ser intolerable como lo reveló el médico cuando Sedov luchó contra la muerte. Hablar de las "vacaciones" de Sedov no es sólo vergonzoso sino absurdo porque para el 6 de septiembre, la fecha fijada para la reunión, Reiss ya había sido asesinado. Por consiguiente, la incapacidad física de Sedov para asistir a la reunión no tuvo el más mínimo efecto en la suerte de Reiss.

El primer encuentro de Reiss y Sneevliet tuvo lugar el 10 de julio. Entre este encuentro y el encuentro fijado para Rheims, Reiss gastó gran parte de su tiempo en París, esto es, exactamente donde estaba Sedov. El hecho de que no se hayan encontrado durante todo ese tiempo es culpa de Sneevliet. Todas las cartas de Sedov que se refieren en algo a este asunto están en mis manos. Si es necesario, las publicaré.

Los errores de Sneevliet en el caso Reiss no son accidentales. Sneevliet ha roto completamente con la perspectiva revolucionaria. Enfoca todas las cuestiones desde el punto de vista de su insignificante aparato burocrático. Sneevliet no es un marxista sino un puro y simple sindicalista. Le importan solo los intereses de su pequeña empresa: la NAS. Para él no es más que un apéndice de la NAS y el nombre de la Cuarta Internacional no es más que una cobertura para la opinión pública. Durante el último Congreso Internacional, en 1936, Sneevliet, quien estaba allí como delegado de la ciudad de P., boicoteó las sesiones con el pretexto de que se me había permitido criticar su política en una carta a la conferencia. Tal falta de respeto para con las delegaciones fraternales demuestran claramente que Sneevliet es un extraño dentro de nuestro movimiento. En esta misma forma Sneevliet abordó el caso Reiss, no desde el punto de vista de las tareas de la lucha revolucionaria, sino desde el punto de vista de los intereses secundarios de su pequeña empresa. Sólo abogados fraccionales pueden defender la conducta de Sneevliet en este asunto.

 

III

 

El camarada Vereecken está emprendiendo una lucha contra "el espíritu fraccional". Esto se ha convertido casi en su especialidad. Quiere prohibirle a los bolcheviques hacer trabajo "fraccional" en el POUM centrista. Quiere evitar que los miembros de la Cuarta Internacional hagan trabajo fraccional en el partido centrista de Sneevliet. Se preocupa “por encima de las fracciones” de la reputación del sucio intrigante Eiffel con quien hasta la secta de Oehler rompió públicamente. Finalmente Vereecken declara que toda crítica a sus propias políticas es algo "fraccional". ¿No es aterrador todo esto? Para un revolucionario, una fracción marxista en un partido oportunista es algo positivo; una fracción centrista en un partido revolucionario es algo negativo. El bolchevique holandés que se niega a realizar un trabajo "fraccional" (¡que horror!) contra Sneevliet, quien deslealmente ha roto con nuestra organización, es un traidor y no un revolucionario. ¿No está claro?.

Sin embargo, vale la pena recalcar que el trabajo más infatigable contra la Cuarta Internacional es realizado precisamente por Vereecken. Con su pequeña fracción rompió con nuestra organización belga e internacional cuando la primera entró temporalmente al Partido Socialista [POB, Partido Obrero Belga]. La crítica fraccional y totalmente desleal de Vereecken impidió a nuestra sección belga realizar un trabajo más fructífero al interior del Partido Socialista. Habiendo regresado finalmente a la organización, Vereecken unió sus fuerzas a las de todos los opositores ultraizquierdistas y centristas del bolchevismo en diversos países. Junto con Sneevliet apoyó a Oehler y Muste contra nuestra sección norteamericana.[3] ¿Dónde está Oehler? ¿Dónde está Muste? Mientras tanto, nuestra sección norteamericana ha logrado importantes éxitos (contra Vereecken y su fracción internacional).

Todos los intentos que se hicieron para llevar a Sneevliet a una discusión honesta resultaron infructuosos ante la resistencia obstinada de este burócrata sindicalista. Y Vereecken siempre encontraba algún argumento para defender a Sneevliet contra el marxismo. ¡Ah! Naturalmente, Vereecken no esta "totalmente de acuerdo" con Sneevliet. Pero eso no le impide apoyarlo siempre, como tampoco es inconveniente para aquellos que se preparan para abandonar la Cuarta Internacional y los que ahora la están abandonando. Vereecken los acompaña amistosamente hasta la puerta; algunas veces se queda afuera, para regresar luego y acusar a la Cuarta Internacional de utilizar métodos incorrectos.

 

IV

 

Debemos hacer una lista con los nombres de todos los desertores y vacilantes, a quienes, a su turno, Vereecken ha prestado su apoyo. Por otra parte, debemos hacer una lista de todos los revolucionarios fieles e intransigentes en la lucha, contra los cuales Vereecken siempre utilizó los peores términos. Al defender al POUM, tildó de aventureros a nuestros camaradas españoles más dedicados. Al defender a Sneevliet, trató de poner una mancha sobre Sedov. En Francia quiso meter a nuestra sección en un mismo costal con el grupo Molinier. Ahora está ansioso de saber si Diego Rivera ofendió al inocente Eiffel. Vereecken se dirige al Secretariado Internacional en el tono más inadmisible. ¿Qué significa todo esto?

Más recientemente, Vereecken el "imparcial" y "anti-fraccionalista" me acusó públicamente de no "entender a la organización belga". ¿En qué se basa esta acusación? Diego Rivera envió una carta a la dirección de Lesoil pero no a la de Vereecken. Ahora bien, nunca tuve nada que ver con el envío de esta carta y en general no me ocupo del asunto de las direcciones. En su reciente declaración, el camarada Van explicó todo eso en forma detallada. Este pequeño episodio indica lo leal que es Vereecken y lo bien fundamentadas que están las acusaciones que él defiende. También vale la pena destacar que invariablemente las acusaciones no van dirigidas contra los ultraizquierdistas y los centristas, sino contra aquellos que defienden la línea marxista de la Cuarta Internacional.

No, el problema no radica en los métodos supuestamente incorrectos del Secretariado Internacional, sino en la fundamentación misma de las ideas de Vereecken. En su lucha fraccional se ha alejado bastante de los principios del marxismo. La posición bolchevique lo ruboriza y avergüenza a cada paso. Vereecken no se siente cómodo. Es por ello que protesta contra nuestros "métodos", atacando a los revolucionarios y defendiendo a los oportunistas.

En mi opinión, la Conferencia Internacional prestaría un gran servicio a nuestra sección belga si la aconseja en forma adecuada sobre el trabajo fraccional de Vereecken en el plano nacional e internacional. Acusamos a Vereecken no por su actitud fraccional -¡una actitud tal contra el sectarismo es honorable!- sino de no haberse basado en el terreno de los principios; de dirigir una fracción antimarxista que jugó y sigue jugando el papel de frenar el desarrollo de la Cuarta Internacional. Confiemos en que si la Conferencia Internacional expresa tales críticas en forma clara y contundente, su advertencia animará al camarada Vereecken a revisar radicalmente su posición y, sobre todo, a reconsiderar sus intolerables métodos.

 

V

 

A pesar de la importancia que reviste el asunto personal de Vereecken, el problema del futuro de nuestra sección belga es de una trascendencia incomparablemente mayor. Hasta donde puede juzgarse desde lejos, la causa del actual estancamiento se debe en gran medida a la política equivocada del camarada Vereecken, quien concentró la atención del partido en una dirección totalmente falsa.

Para garantizar que la sección belga retome la línea correcta se necesita tomar, en mi opinión, las siguientes medidas:

1. Es necesario explicarle a todos los miembros de la sección que la política sindical de Sneevliet constituye un callejón sin salida y que es absolutamente incompatible con las tareas de un partido revolucionario. Aquellos que quieren construir o mantener su propia caricatura de sindicato no tienen cabida en la Cuarta Internacional.

2. La tarea fundamental de la sección belga es la de realizar un trabajo serio, sistemático y tenaz al interior de los sindicatos reformistas. Cualquier abandono de este trabajo, bajo cualquier argumento o pretexto, debe ser considerado como una deserción del campo de batalla.

3. Debemos, por medio de los sindicatos, penetrar en la vida interna del Partido Socialista, conformar una estrecha alianza con los trabajadores socialistas y hacer nuestra agitación de acuerdo a la vida interna de las organizaciones obreras de masas.

4. En la misma forma debemos penetrar al interior de las organizaciones obreras de la juventud.

5. El periódico deberá reflejar, mucho más de lo que ahora lo hace, la vida interna de las organizaciones de masas y deberá preocuparse de sus problemas internos.

6. La condición indispensable para salvar a la sección de las tendencias sectarias y centristas de algunos líderes es la de elevar el nivel teórico de todos sus miembros. Para este propósito es necesario editar un periódico teórico mensual en francés que sea serio. Si la sección belga no puede realizar dicha tarea, sería necesario contar con una sola revista teórica para todos los países de habla francesa.

Las condiciones objetivas para el desarrollo de la sección belga son extremadamente favorables. Sólo es necesario hacer a un lado oportunamente los obstáculos subjetivos.



[1] Una vez más sobre los camaradas Sneevliet y Vereecken. Con permiso de la Biblioteca de la Universidad de Harvard. Traducido del francés para este volumen [de la edición norteamericana] por Tom Barrett.

[2] Etienne: seudónimo de Marc Zborowski, polaco-ucrraniano que fue miembro de la sección rusa del MFI y ayudó a publicar el Biulleten Opositzi. Se descubrió más tarde que Etienne, el compañero de trabajo de más confianza de León Sedov, era también agente de la GPU. Zborowski admitió esto en su juicio por perjurio en los Estados Unidos en diciembre de 1955, después del cual fue sentenciado a cinco años de prisión.

[3] A. J. Muste (1885-1967): pacifista, ex predicador y dirigente del Partido Norteamericano de los Trabajadores, el cual se unió a la Liga Comunista Norteamericana para formar el Partido de los Trabajadores de los Estados Unidos (WPUS), del cual fue secretario. En 1936, después de que el Partido de los Trabajadores decidió pertenecer al Partido Socialista, Muste rompió con el marxismo y regresó al pacifismo y a la iglesia. Hacia el fin de su vida participó en el movimiento contra la guerra del Vietnam.



Libro 5