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Opinan investigadores, intelectuales y dirigentes de partidos que se reivindican trotskistas

A tres años de la fundación del CEIP “León Trotsky”, hemos pedido la opinión de investigadores y de dirigentes trotskistas acerca de la labor que venimos desarrollando.

Presentamos las opiniones de Emilio Albamonte, dirigente del Partido de Trabajadores por el Socialismo de Argentina; Manuel Aguilar Mora, historiador mexicano y dirigente de la Liga de Unidad Socialista de México; Mercedes Petit, dirigente del Movimiento Socialista de los Trabajadores de Argentina; Gabriel García Higueras, investigador marxista peruano y Susana Fiorito y Andrés Rivera, investigadora de la clase obrera y escritor reconocido, respectivamente, que dirigen la Fundación Pedro Milesi en Córdoba. Incluimos un agradecimiento al CERMTRI (Centro de Estudios e Investigaciones sobre los Movimientos Trotskista y Revolucionarios) de Francia por las donaciones de los periódicos de La Vérité y las publicaciones de su centro, que constituyen una valiosa expresión de apoyo a la labor del CEIP.

La magnitud e importancia de la tarea de investigación y difusión que desarrollamos hace necesario aunar esfuerzos. En este sentido, agradecemos todos los apoyos y colaboraciones que nos han llegado hasta el momento.

 

Emilio Albamonte1

Desde el inicio cuando impulsamos el CEIP «León Trotsky» buscamos hacerlo de forma amplia y colectiva con personalidades o corrientes que estuvieran de acuerdo en defender su legado. Veíamos en esto la importante tarea revolucionaria, tan esencial como cualquier otra actividad militante, de poner a disposición las obras de Trotsky a las nuevas generaciones que despiertan a la vida política. Más aún, cuando como consecuencia de años de retroceso de la clase obrera y de las ideas de la izquierda en general, las obras escritas de los grandes revolucionarios son casi inexistentes en las librerías.

Después de tres años de arduo trabajo, con la ayuda de algunos colaboradores y el importe aliento de los principales centros de investigación sobre el trotskismo en Europa, esta iniciativa ha dado sus primeros pasos. La publicación de tres libros, un CD, la página de Internet, la biblioteca pública y esta revista son sus primeros frutos. Estos han merecido el elogio y el apoyo de decenas de militantes en Argentina y en todo nuestro continente. En ese sentido queremos destacar los comentarios favorables a la labor del CEIP «León Trotsky» de personalidades y dirigentes de otras corrientes argentinas o latinoamericanas que se reclaman del trotskismo como Ernesto González (publicado en el primer número de esta revista) o Mercedes Petit y Manuel Aguilar Mora que están reproducidos en esta edición.

Agradecemos mucho estas importantes muestras de respaldo lo que nos llena de energía para continuar a un nivel superior con nuestro trabajo.

Pero reafirmamos al mismo tiempo que no vamos a cesar nuestro esfuerzo de bregar por un verdadero trabajo amplio y colectivo con personalidades y/o grupos que defiendan la obra del gran revolucionario ruso. Este carácter que figura en los estatutos del Centro y es el modo de funcionamiento de instituciones tan reconocidas, como por ejemplo Revolutionary History, aumentaría los recursos y potencialidades de este centro de investigación, lo que permitiría profundizar y extender su influencia. Por eso, llamamos a todos los que han brindado su apoyo a dar un paso más adelante y hacer en común esta empresa.

1 Dirigente del PTS y Director de Estrategia Internacional


Manuel Aguilar Mora2

Me da mucho gusto que me hayan pedido mi opinión sobre el trabajo magnífico que están realizando con el CEIP. ¿Qué puedo decirles si no que espero que tan ardua tarea que se han echado a cuestas la puedan continuar por otros tres años, ¡no!, por mucho más años? Todo lo que se haga por dar a conocer la vida y la obra de Trotsky será siempre para nosotros una tarea de primera importancia en este siglo XXI que recién comienza y en el que sus enseñanzas y su doctrina serán claves para superar la crisis de dirección revolucionaria del proletariado (y ¿por qué no? también de la humanidad) que él tan bien comprendió desde hace más de sesenta años. Aquí en México cuenten con la modesta ayuda que les podamos ofrecer tanto mis camaradas de la Liga de Unidad Socialista (LUS) como yo personalmente. Repito: con gusto colaboraremos con su esfuerzo editorial y nos mantendremos en contacto para ir plasmando en hechos tal colaboración editorial.

Con saludos fraternales e internacionalistas,
desde la ciudad de México de su compañero

2 Dirigente de la LUS e historiador mexicano. Autor, entre otros de «El bonapartismo mexicano» y «El escándalo del Estado», libro que está presentando en este momento en México.


Mercedes Petit3 Estimados compañeros del CEIP «León Trotsky» La tarea encarada por vuesto centro, de difusión de la obra de León Trotsky, es sin duda importante y necesaria.

En primer lugar porque se trata del revolucionario más calumniado, perseguido e ignorado de todo el siglo XX, que pagó con su vida encabezar la lucha contra la burocratización del Partido Comunista de la Unión Soviética. En agosto de 1940 un agente de Stalin lo asesinó en México.

Pero difundir su obra es aun más importante para continuar la lucha por el triunfo de la revolución obrera y socialista mundial, cuyo primer capítulo fue dirigido por Lenin, Trotsky y los bolcheviques en 1917 en Rusia.

Las posiciones de Trotsky -más allá de lagunas u errores propios de toda obra humana- son imprescindibles para ubicar correctamente las principales características del siglo XX y responder a los desafíos actuales.

Fue él quien definió tempranamente uno de los más complejos procesos de nuestra época: la burocratización del primer estado obrero revolucionario de la historia. En su libro La Revolución Traicionada denunció cómo la burocracia socavaba las bases de la Revolución de Octubre y llevaría a la URSS a una creciente crisis de carácter social, político y cultural. Sólo una revolución política podría revertir esa degeneración, impedir la restauración capitalista a la que apuntaba la burocracia y retomar el camino de la revolución mundial, con la democracia obrera y los soviets.

Esa correcta definición del carácter contrarrevolucionario de la conducción del PCUS y la Tercera Internacional dominados por Stalin fue acompañada del diagnóstico más general de la época histórica que vivimos: la crisis de la humanidad es la crisis de su dirección revolucionaria. De esa convicción surge la más actual e importante de las tareas formuladas por León Trotsky, y que es uno de los ejes del Programa de Transición: arrancar la dirección de las masas de manos de todos los reformistas, traidores y contrarrevolucionarios, sean nuevos o viejos, reciclados o no, construyendo los nuevos partidos revolucionarios y la Cuarta Internacional. En esta pelea, a la cual él personalmente entregó hasta el último minuto de vida, creemos que se sintetiza el legado de Trotsky.

Estos son sólo alguno de los muchos y diversos aspectos que justifican y le dan importancia a vuestra tarea del CEIP de difundir la obra de Trotsky e impulsar investigaciones sobre la historia del trotskismo.

Fraternalmente 

3 Dirigente del Movimiento Socialista de los Trabajadores.


Gabriel García Higueras3

 

Lima, 2 de agosto de 2001

Apreciados amigos:

Tengo el agrado de dirigirme a ustedes para expresarles mi felicitación por la página web que ofrecen en el ciberespacio, informando acerca de la labor que realiza el Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones León Trotsky de Argentina. Es loable la actividad que el centro viene efectuando desde 1998 en la edición y compilación de trabajos de Trotsky en español, muchos de ellos agotados en librerías desde tiempo atrás.

Soy historiador graduado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y profesor universitario. Desde hace muchos años estudio la vida y obra de León Trotsky. Mis primeros escritos dedicados al personaje consistieron en una refutación de las versiones sostenidas por historiadores oficiales en la URSS durante la Perestroika, en pleno proceso de “revisión” de la historia oficial soviética. Éstos aparecieron en la prestigiosa revista francesa Cahiers Léon Trotsky bajo el título de “Lettres sur l’ Histoire sovietique” (N° 41, marzo de 1990, p. 33-70), que edita el Institut Léon Trotsky, bajo la dirección del reconocido investigador y biógrafo de Trotsky, Pierre Broué.

Posteriormente escribí algunos artículos más sobre Trotsky, además de participar como ponente en el Coloquio Internacional “Trotsky: Cincuentenario de su muerte (1940-1990)” que se llevó a cabo en Ciudad de México del 20 al 24 de agosto de 1990.

En la actualidad vengo escribiendo un libro de ensayos históricos sobre Trotsky que proyecto tener finalizado hacia fines del presente año para su publicación en Lima.

El año pasado accedí a su página por primera vez y quedé gratamente impresionado por la aparición de un centro de esta naturaleza en Argentina, que, por el alcance y los fines de la investigación y difusión en los que está empeñado, lo convierten en una institución pionera en América Latina.

Soy un convencido de la capital importancia que reviste la obra de Trotsky para la comprensión de los problemas centrales de la política y la sociedad de la historia contemporánea mundial. Es por ello apreciable el proyecto que lograron cristalizar hace tres años para emprender la publicación de sus escritos. Algo especialmente significativo para un país como el Perú donde hace más de una década que no se distribuyen en el circuito comercial de librerías de Lima obras de Trotsky, o concernientes a su biografía y pensamiento.

De otro lado, quisiera destacar la oportuna idea de la institución en editar la revista Cuadernos del C.E.I.P. León Trotsky, que presenta materiales procedentes de revistas especializadas del extranjero, y que por primera vez se editan en lengua española. Ello habrá de contribuir al conocimiento y a la comprensión más cabal de la historia de la lucha de Trotsky y del movimiento político que fundara en Rusia en los años veinte. Con esto, su labor añade esfuerzos a la tarea realizada en otros países, donde se editan revistas de análoga orientación, tales como: Cahiers Léon Trotsky, en Francia, Revolutionary History, en Gran Bretaña, Torotsuki-kenyu, en Japón, y Journal of Trotsky Studies, revista editada en los años noventa por parte de un grupo de profesores de la Universidad de Glasgow, Escocia.

Sin otro particular, les reitero mi aprecio por la labor editorial y de difusión que vienen desarrollando, y mis buenos deseos en el logro de sus objetivos.

Muy atentamente,

Gabriel García Higueras

4 Historiador marxista peruano y profesor universitario en Lima.

 


 

Susana Fiorito5-Andrés Rivera6

Fundación Pedro Milesi

Camaradas del CEIP Leon Trotsky:

Muchas gracias por el Nº 1 del Boletín. Gracias por haberlo hecho y por hacérmelo llegar.

Es bueno que vuelvan a existir publicaciones que son portadoras de las diversas corrientes del pensamiento marxista, portadoras de la historia y del presente de los procesos revolucionarios, de la reflexión y las propuestas marxistas sobre la lucha de clases.

Es bueno que nos hagan recordar lo poco que antes de la dictadura sabíamos, y que nos pongan en las manos herramientas para ayudar al “topo”.

Es bueno que todos puedan -podamos- conocer y usar la historia que hicieron, y la que escribieron, los marxistas.

Un abrazo,

Susana Fiorito, Andres Rivera

Fundacion Pedro Milesi y Biblioteca Popular de Bella Vista

5 Susana Fiorito es investigadora. Ha escrito «Los sindicatos clasistas: SITRAC (1970-1971)» y «El drama olvidado: las huelgas patagónicas de 1920-21».

6 Andrés Rivera es escritor. Autor entre otros de «La revolución es un sueño eterno» y «Hay que matar».

 


Revolutionary History

El Comité Editorial de la revista Revolutionary History me ha encomendado para que les haga llegar nuestros saludos fraternales y nuestras felicitaciones por el enorme adelanto que han hecho en un período increíblemente corto. La versión en CD-ROM de la colección de los escritos de Trotsky en español es un trabajo de primordial importancia para nuestro estudio en toda Latinoamérica y también en Europa. Vuestra revista está presentada de una manera espléndida y tanto el contenido como la presentación de sus libros resultan impresionantes para quienes estamos en Europa, ya que nos resulta muy arduo publicar materiales dignos de consideración en estos tiempos difíciles.

Nos ha causado mucha satisfacción también el saber del inmenso progreso que han logrado en la infraestructura y del apoyo recibido por el trabajo de vuestro centro y den por sentado que si hay algún material que les podamos proveer para cualquier laguna que tengan en la documentación, no tienen más que pedirlo.

Tenemos la seguridad de que con su historial de publicaciones y sus futuros planes, tarde o temprano serios académicos marxistas desearán sumarse a vuestra labor y ayudarles, por muy poco lúcidas, sectarias o renuentes que sean las organizaciones a las que pertenecen en el presente. La historia marxista es después de todo, o debería ser, propiedad de todos.

Fraternalmente, Al Richardson Por el Comité Editorial de la revista Revolutionary History

Londres, 31 de marzo de 2001.

NdeE: El Comité Editorial de Revolutionary History está integrado por investigadores trotskistas y por militantes de gran parte de las corrientes trotskistas inglesas.

 


Marxists Internet Archive

 

El Marxists Internet Archive (http://www.marxists.org), con sus diversos archivos en 22 lenguas, secciones de referencia, y archivos temáticos, apunta a proveer la base de datos sobre el marxismo más amplia y variada hasta la fecha y viene llenando el vacío dejado por la difunta editorial Progreso de Moscú, la cual dejó abundante material, lamentablemente publicado con un criterio sectario.

Fundado en junio de 1998, a raíz de la desaparición del Marx-Engels Internet Archive (MEIA), el MIA consiste de voluntarios provenientes de todo el globo, cuyas prácticas y afinidades políticas son tan diversas como lo son nuestras nacionalidades, edades, e historias. Todos estamos involucrados en actividades ajenas a la construcción de los archivos del MIA, desde participación política y nuestros trabajos diarios, hasta la crianza de nuestros hijos y la atención de nuestras familias y amistades. El MIA ha sido construido precisamente de esa manera, con el compromiso de gente común y corriente pero que, motivada por sus propias razones, le ha dedicado al proyecto unos minutos al finalizar la jornada. Los materiales incluídos en los archivos han sido construidos a lo largo de más de una década por cientos de voluntarios del MEIA y del MIA, y la lista crece casi a diario.

Desde nuestros inicios hemos podido contar siempre con el apoyo y la colaboración del Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones León Trotsky. Dicho centro desarrolla una importantísima labor en la difusión de las obras y el legado del líder y teórico revolucionario ruso León Trotsky. Esta labor es especialmente notable, y cobra aún mayor importancia, en el presente contexto político global y regional dentro del cual se realiza. Dentro de ese contexto, caracterizado por el cierre de espacios alternativos y la concentración y homogeneización de la información, la reciente publicación por el CEIPLT de las Obras de León Trotsky es una contribución resaltante en la lucha contra el hegemonismo ideológico burgués. Ese compromiso y esa calidad de trabajo hacen que para nosotros el contar con el apoyo del CEIPLT sea un señalado honor, y aprovechamos esta oportunidad para reiterarles nuestra amistad, apoyo, y agradecimiento.

Juan Rafael Fajardo Hathhorn
Director de la Sección en Español

 


 

Pablo Pozzi7

CEIP “León Trotsky”: Una alternativa intelectual

Hace ya algunos años que observo con creciente interés la labor del Centro de Estudios y Publicaciones “León Trotsky”. Mi interés tenía que ver, primero de todo, con una curiosidad derivada de cierto escepticismo: en las últimas dos décadas la izquierda argentina tuvo iniciativas de este tipo varias veces y, por lo general, o fracasaron o vegetaron con proyectos poco claros o con una labor de escasa calidad. Por eso, después de los primeros años de labor, y de ver los resultados concretos en tres excelentes compilaciones de artículos y escritos de Trotsky, estaba dispuesto a admitir que el CEIP era algo diferente a otras iniciativas de este tipo.

En segundo plano, mi interés tenía que ver con una inquietud político-personal. Nunca antes en la historia argentina hubo tan pocos espacios e instituciones de izquierda que, constituyéndose en aparatos culturales, pudieran disputar el espacio que había sido monopolizado por la burguesía y por toda una serie de intelectuales “progres”. Estos últimos ostentan un discurso marxistoide o izquierdizante, pero reproducen las prácticas de la derecha mientras difunden o un pesimismo atroz o un posibilismo en torno al capitalismo “más humano”. Y ni hablar de aquellos que consideran al marxismo no como un pensamiento vivo y actuante sino como un dogma casi religioso. En este contexto el CEIP pasaba a constituirse en una institución que, a partir de una labor seria y tesonera, disputaba este espacio y contribuía a forjar una alternativa. No quiero dejar de lado algo que me parece sumamente importante. Los trabajos del CEIP no sólo son académicamente serios sino que están muy bien diseñados. Su presentación es atractiva, sus apéndices facilitan la lectura. En síntesis, hasta en su aspecto y diseño compiten bien con las editoriales de la burguesía.

Y en tercer plano, la labor del CEIP me interesaba tanto por la figura de Trotsky como por mi propia profesión de historiador. Hace muchos años que Perry Anderson dijo que Trotsky fue el primer historiador marxista. Si bien esto es discutible (¿qué podríamos decir de Engels?) lo que sí es cierto es que ningún militante y pensador revolucionario ha sido tan influyente sobre tantos historiadores. En lo personal, cuando era estudiante, la Historia de la Revolución Rusa me hizo repensar todo lo que se me estaba enseñando (¿imponiendo?) como modelo de historiador. En Trotsky se veía claramente un modelo distinto de intelectual al que pululaba en las universidades: marxista, militante, creativo, no dogmático, con una formación cultural envidiable, y profundamente serio y científico en lo que hacía. En síntesis, era el mejor ejemplo de lo que un marxista debía ser. Es más, ni siquiera lo podían acusar de no tener “excelencia académica” como dirían el día de hoy. Así muchos nos forjamos profesionalmente, aunque fuera tímidamente, con el modelo del intelectual trotskista.

Desde la profesión de los historiadores, jaqueados por el mensaje y el ejemplo alternativo de Trotsky, la respuesta podía ser una sola: el silencio. Así, uno de los mejores historiadores del Siglo XX no encuentra espacio en las bibliografías de la carrera de Historia de las universidades argentinas. En medio de ese silencio irrumpió el CEIP: para rescatar la figura de Trotsky, para recuperar su pensamiento y sus escritos, para aportar, a través de su ejemplo, al surgimiento de intelectuales serios comprometidos con la clase obrera.

En este contexto histórico, y en este momento político nacional, la tarea del CEIP trasciende sus objetivos inmediatos para constituirse en uno de los aportes fundamentales para la construcción de una alternativa intelectual comprometida con la clase obrera. No sólo por su objetivo central (el rescate de los escritos de y sobre Trotsky) sino por la seriedad con que lo ha encarado. Así el CEIP siembra hoy para que mañana exista un nuevo auge revolucionario.

7 Historiador. Profesor de la UBA (Facultad de Filosofía y Letras). Autor, entre otros, de Los setentistas y Oposición Obrera a la dictadura.

 


Ernesto González8 Estimados compañeros:

En respuesta a la invitación que me hiciera llegar la compañera Andrea Robles cumplo en enviarles mi mensaje de satisfacción por la iniciativa que han decidido tomar de publicar una revista del CEIP, para acrecentar la divulgación de los aportes de Trotsky a toda la problemática abierta por la lucha de clases. No es necesario que insista en que mi reconocimiento no es formal ya que ustedes mismos son testigos de los esfuerzos que mi organización, especialmente en el pasado, y en menor medida en el presente, por razones económicas, realizó en el mismo sentido.

Sería de un sectarismo imperdonable no felicitarlos por esta iniciativa y al mismo tiempo desearles el mejor de los éxitos en el cumplimiento de la tarea. Para ello cuenten con todo el apoyo que les pueda dar.

Con todo aprecio,

Ernesto González

8 Historiador y dirigente del MAS de Argentina. Autor, entre otros, de El trotskismo obrero e internacionalista.


Alberto J. Pla

 

He recibido su invitación para informarme de la próxima aparición de la Revista de ese Centro de Estudios, y al mismo tiempo me solicita una opinión expresa.

Conozco algunos de los libros publicados por ustedes y me parece que son parte de una recuperación de lo que podríamos llamar una memoria histórica, en función de uno o quizá el más significativo de los acontecimientos sociales del siglo XX, y que se personifican en la figura de León Trotsky: el socialismo revolucionario, y sus consecuencias en múltiples direcciones tanto de tipo políticas (cuestiones de estrategias y tácticas), como de tipo social (los actores de los procesos revolucionarios), como de la economía en el periodo de la transición, como en el de la cultura en sentido más restringido (arte, literatura, etc.). La personalidad polifacética de Trotsky no debe ocultar aciertos y errores. Todos los seres humanos, aún los más geniales son falibles. El balance es lo que cuenta.

En palabras del propio Trotsky en su Testamento Político poco antes de su asesinato decía: la vida es bella... no me arrepiento de nada de lo que he hecho... si tuviera que vivir de nuevo volvería a ser un socialista revolucionario... tratando de cometer menos errores de los que puedo haber cometido. Es un canto a la vida y a la militancia, pero avalado por toda una vida de compromisos y realizaciones. Lo esencial es la recuperación de una conducta de vida, y no solamente de uno u otro acontecimiento o toma de posición circunstancial.

En la época que vivimos se tiende a identificar stalinismo con comunismo. Y entonces nos dicen (incluso desde sectores llamados de izquierda) que el comunismo fracasó. Trotsky ya demostró hace más de medio siglo (fue asesinado en 1940), que no existió socialismo en la URSS, y menos aún comunismo como pretendía Stalin en 1936, al mismo tiempo que asesinaba a toda una generación de socialistas revolucionarios con los infames Procesos de Moscú.

El aporte de Trotsky a diversas tomas de posición, ya sean en ideología (la revolución permanente) en la ciencia (con sus consideraciones sobre personajes condenados por el stalinismo como Einstein o Freud), en su rechazo a la división entre ciencia burguesa y ciencia proletaria para justificar las aberraciones del régimen soviético y por último, y para no hacer esta nota más extensa, sus escritos sobre arte y literatura, son una mezcla de ideas, propuestas, críticas y compromisos, que aún hoy mantienen vigencia. No siempre para tomarlas al pie de la letra, pero sí para tomarlas como verdaderos anticipos de cuestiones que hoy mismo agitan al mundo, de cualquier manera que se lo quiera considerar.

Por mi parte hay temas en los que difiero de las ideas de Trotsky, que difiero en algunas de sus actitudes y actividades concretas, pero no hay personaje en la historia al cual, si uno lo observa con espíritu crítico, no se lo pueda relativizar, al mismo tiempo que se lo reconoce por valores fundamentales que signaron su vida. El mundo cambia y hoy podemos enfrentar problemas que quizá no eran previsibles hace más de medio siglo atrás. Porque la humanidad avanza a pesar de todo. Derivado de los escritos últimos de Trotsky me surge que entendía como una «necesidad insoslayable» y como condición indispensable para el avance del socialismo revolucionario en el mundo, la caída del régimen stalinista-soviético. Ya desde los años ‘30 ha venido afirmando que una de las trabas mayores para el avance del socialismo y del comunismo es la misma existencia de esa burocracia en la URSS, y el aparato de represión del estado que se le corresponde. Los procesos de Moscú marcaron así, casi diría al rojo fuego, el fin de la expectativa de una posible regeneración de carácter interno. Y poco después el pacto Hitler-Stalin, es la rúbrica de esta claudicación. Trotsky manifiesta en sus últimos escritos su esperanza de que de la guerra mundial en curso, surgirán las condiciones para un enorme desarrollo del socialismo revolucionario o del comunismo auténtico y fiel a sus concepciones básicas que tuvieron su origen en Marx. Y no se equivocó, aunque las mismas no pudieron ser aprovechadas por las traiciones de stalinistas y socialdemócratas desde la llamada izquierda, que terminó siendo conviviente con el sistema capitalista mundial.

Y ya me extendí demasiado... Les deseo un futuro promisorio a partir de lo ya realizado (o por lo menos de lo que conozco) y hago votos para que en las diversas iniciativas que van apareciendo en el mundo nuevo que ya pisa el siglo XXI, se resuman enriquecidas las experiencias de un siglo y medio de luchas sociales y especialmente de la clase obrera y de los trabajadores en general contra el sistema de explotación del capital. Quizá estemos hoy vislumbrando una crisis del sistema que vuelve a ofrecer otra oportunidad de la humanidad para superar todo régimen de explotación y miseria. Depende ya en gran medida que la izquierda socialista y revolucionaria (o sea anticapitalista) se muestre a la altura de las expectativas que el propio Trotsky vislumbraba. Y para terminar recordemos lo que decía «el viejo»... en la historia de la humanidad veinte o treinta años son como uno o dos años en la vida de una persona.

Saludos y los mejores augurios

Alberto J. Pla



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