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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Los acusados Zelenski e Ivanov

Los acusados Zelenski e Ivanov

Los acusados Zelenski e Ivanov[1]

 

 

11 de marzo de 1938

 

 

 

La figura de Zelenski se ha deslizado a través del juicio como una pálida sombra. Pero no es una figura sin importancia. Durante varios años fue secretario del Comité de Moscú, la principal sección del partido, y miembro del Comité Central. Más tarde fue jefe de la organización cooperativa de la Unión Soviética, la poderosa maquinaria de distribución que negocia en billones. Hace quince años fue amigo del difunto Kamenev, un miembro del Politburó y presidente del Consejo de Trabajo y Defensa; pero desde el momento de la ruptura abierta entre Kamenev y Stalin (1926) Zelenski se pasó a Stalin. Con toda seguridad no podía aceptar en silencio la ejecución de los viejos bolcheviques a los que él perteneció. Esto selló su destino. Dentro de estos límites, el destino de Zelenski no difiere del de muchos de los otros acusados. Lo que parece asombroso es el carácter de la acusación presentada contra él. Si creemos al sumario y al mismo Zelenski, éste era un agente de la policía zarista en Samara en 1911. Una acusación similar se hace contra Ivanov. ¡En cuanto a un antiguo miembro del Comité Central del partido y comisario del pueblo de la industria maderera, esta acusación es realmente asombrosa!

¿Es verdad? No nos preocuparemos de especulaciones psicológicas, que en tales casos siempre tienen una naturaleza incierta, usaremos solamente hechos inexpugnables. Inmediatamente después de la toma del poder por los bolcheviques (noviembre de 1917), el Comité Central del partido y después la Cheka comenzaron el estudio de los archivos de la policía zarista y los órganos locales de la Ojrana. Se descubrieron numerosos provocateurs, fueron juzgados por las cortes populares y los más corrompidos fueron fusilados. El estudio de los archivos, la clasificación del material y las verificaciones detalladas, fueron terminados en 1923. ¿Cómo entonces ese pasado "provocateur" de Zelenski e Ivanov permaneció en la oscuridad? ¿Cómo pudieron haber ocupado puestos de tanta responsabilidad y por qué sólo ahora vino a descubrirse el secreto en conexión con el juicio actual, es decir veinte años después? Consideramos necesario revelar aquí lo que, por supuesto, el fiscal no revela.

Entre los revolucionarios de la época zarista, no fueron pocos los que en un interrogatorio policial se comportaron con valor insuficiente o falta de prudencia. Algunos repudiaron sus puntos de vista. Otros nombraron a sus camaradas. Estas personas no eran agentes de la policía y menos aun provocateurs. Simplemente demostraron cobardía en ciertos momentos. Muchos de ellos, después de abandonar la prisión, revelaron francamente sus errores a los dirigentes del partido. De acuerdo a su comportamiento posterior, el partido los excluyó para siempre o los aceptó una vez más dentro de sus filas.

Desde 1923, Stalin, como secretario general del partido, concentró todo este material en sus archivos y fue en sus manos un arma poderosa contra cientos de antiguos revolucionarios. Al amenazar con revelaciones, arreglos o expulsión del partido, Stalin obtuvo de esta gente una sumisión de esclavos y los llevó paso a paso a una completa desmoralización.

Puede aceptarse absolutamente la posibilidad de que en su pasado político, Zelenski, miembro del Comité Central e Ivanov, comisario del pueblo, cometieron errores como los mencionados antes. Stalin tuvo que haber conocido estos hechos hace quince años, ya que para todos los nombramientos de responsabilidad se hacían en los archivos las investigaciones más meticulosas sobre los candidatos. Por consiguiente, puede decirse, con absoluta seguridad, que ni Zelenski ni Ivanov fueron jamás agentes de la policía zarista, pero Stalin poseía documentos que le dieron la oportunidad de romper la voluntad de estas víctimas y forzarlos al máximo grado de degeneración moral. ¡Así opera el sistema de Stalin!



[1] Los acusados Zelenski e Ivanov. Biulleten Opozitsi, Nº 65, abril de 1938. Firmado L.T. Traducido para la primera edición [Norteamericana] de Escritos 1937-1938 por John Fairlie.



Libro 5