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Escritos de León Trotsky (1929-1940)

Cuatro médicos que sabían demasiado

Cuatro médicos que sabían demasiado

Cuatro médicos que sabían demasiado[1]

 

 

2 de marzo de 1938

 

 

 

Cuatro médicos son acusados de haber asesinado a dos funcionarios soviéticos, Valerian V. Kuibishev y Viajeslav Menshinski y al escritor Máximo Gorki.

Hasta ahora se creía que estas tres personas habían muerto por causas naturales; Menshinski y Gorki habían estado enfermos por muchos años. Sus certificados de muerte fueron firmados por media docena de luminarias de la medicina soviética y también por el comisario del pueblo de salud pública.

Los cadáveres fueron cremados. En consecuencia, no existe la posibilidad de exhumarlos y examinarlos públicamente. ¿En qué gancho entonces, pueden colgarse las acusaciones? Es pues evidente que nuevamente dependen de “confesiones voluntarias”.

Personalmente recuerde muy bien a dos de los, “médicos terroristas”, L.G. Levin y D.D. Pletnev. Fueron los médicos oficiales del gobierno desde los primeros años de la revolución. A los otros dos, I.N. Kazakov y el doctor Vinogradov, los recuerdo solamente de nombre.

Los cuatro, como médicos, no podían soñar de ninguna manera con obtener puestos más altos de los que tenían. Ninguno de ellos trató nunca de tomar parte en la actividad política. Entonces, ¿cuáles pudieron haber sido sus motivos para cometer el más reprochable de todos los crímenes, el asesinato de un paciente por su médico?

Las acusaciones se vuelven aun más inexplicables si consideramos a las tres supuestas víctimas del terror.

Kuibishev, aunque residía en el Olimpo soviético, nunca fue considerado por nadie como un personaje por derecho propio. Lo transferían de puesto en puesto como a un burócrata sabelotodo. No disfrutaba de autoridad alguna en el partido, no tenía ideas políticas. ¿A beneficio de qué y de quién era necesario eliminarlo?

Menshinski, ya gravemente enfermo, fue jefe de la GPU en 1927, después de la muerte de Félix Dzershinski.[2] El individuo de la GPU que disfrutaba de la confianza de Stalin para llevar a cabo las misiones más secretas era en realidad, Henry G. Iagoda. Pero puesto que a Iagoda, uno de los actuales acusados, lo tenían en un desprecio general y merecido, el enfermo Menshinski fue nombrado para realizar las actividades de Iagoda.

A menudo en sesiones gubernamentales, Menshinski yacía postrado con un semblante contraído por el dolor. Su muerte ocurrió más tarde de lo esperado. ¿Por qué, en nombre de la razón, era necesario envenenarle?

El hecho más sorprendente de todos, sin embargo, es incluir el nombre de Máximo Gorki en la lista de los “asesinados”. Como escritor y como hombre disfrutaba de la más amplia simpatía posible. En ningún momento fue una figura política.

Víctima de la tuberculosis desde su juventud, se vio obligado a vivir en Crimea. Después, en la Italia fascista, precisamente por el carácter puramente literario de su actividad, no tuvo dificultad alguna con la policía de Mussolini. En sus últimos años, Gorki vivió de nuevo en Crimea.

Puesto que era compasivo respecto a los problema de los demás y fácilmente influenciable, la GPU lo rodeó con un verdadero círculo de agentes a modo de secretarios, cuya labor era la de no permitirle visitantes indeseables. ¿Qué sentido tenía el asesinato de este escritor enfermo, cuando ya tenía sesenta y siete años?

La increíble elección de víctimas y verdugos de la GPU, se explica por el hecho de que aun el fraude más fantástico debe, sin embargo, urdirse con ciertos elementos de la realidad. Es preciso recordar que la GPU se encontraba en dificultades.

A pesar de que la “conspiración”, tal como se explica ahora, había comenzado ya desde 1918; a pesar del gran número de “centros” terroristas, cuyos miembros fueron alguna vez dirigentes tradicionales del Partido Bolchevique, miembros del Comité Central y del gobierno; y finalmente, a pesar de la conspiración de los generales del Ejército Rojo (el mariscal Mijail N. Tujachevski, el general I.E. Iakir y otros), en realidad - es decir, en el dominio de estas tres dimensiones - el mundo no vio un golpe de estado, una insurrección o actos terroristas, sino simplemente arrestos, deportaciones y ejecuciones.

Actualmente la GPU podría solamente invocar un solo acto verdaderamente terrorista, el asesinato de Serguei Kirov. Este fue cometido por un joven comunista, Leonid V. Nikolaev, en diciembre de 1934, por razones desconocidas, probablemente personales. El cadáver de Kirov ha aparecido invariablemente en todos los juicios políticos de los últimos tres años. A su vez, todos los que siguen asesinaron a Kirov: la Guardia Blanca, los zinovievistas, los trotskistas y los derechistas.

Pero este recurso único también se agotó. Para que la GPU pudiese mantener en pie el vasto edificio de la “conspiración”, tenían que descubrirse nuevas víctimas del “terror”. Era necesario buscarlas entre los signatarios muertos más recientemente. Pero puesto que los signatarios habían muerto en el Kremlin - es decir, bajo condiciones que excluían la intervención de “terroristas” de afuera - era necesario recurrir a la acusación de que los médicos del Kremlin habían envenenado a sus pacientes, de acuerdo, por supuesto, a las instrucciones de Nikolai Bujarin, Alexei Rikov, o lo que es peor aun, León Trotsky.

A primera vista es sorprendente no encontrar a Grigori K. Orjonikije, último jefe de la industria pesada, incluido entre las “víctimas”. A diferencia de los tres personajes antes mencionados, Orjonikije jugó un enorme papel político como uno de los miembros eminentes del Politburó.[3]

Aquí llegamos al nudo más pérfido de la “amalgama” jurídica. De acuerdo a las informaciones de Moscú, Orjonikije se opuso enérgicamente a la exterminación de los antiguos bolcheviques. Al tomar esta posición estaba completamente en su carácter, puesto que él, más que nadie en el séquito de Stalin, conservó el sentido de la responsabilidad moral y de la dignidad personal.

Su oposición respecto a un problema de tan aguda importancia, representaba una fuente de enorme peligro para Stalin. Gorki sólo era capaz de lamentarse y deplorar; Orjonikije era capaz de actuar. De este simple hecho surgen los rumores de su envenenamiento. Verdaderos o falsos dichos rumores tienen un carácter extremadamente persistente.

Inmediatamente después de la detención del doctor Levin, jefe del hospital del Kremlin, apareció una información en la prensa extranjera en el sentido de que el doctor Levin había sido el primero en afirmar que la muerte de Orjonikije podría haber sido causada por envenenamiento. ¡Un hecho absolutamente notable! El doctor Levin sospechó que la GPU había envenenado a Orjonikije meses antes de que aquella le acusase de haber envenenado a Kuibishev, Menshinski y Gorki.

Ninguno de los nombres de los tres médicos restantes fue previamente relacionado con este asunto. Pero es muy posible que las conversaciones sobre las causas de la muerte de Orjonikije tuvieran lugar, precisamente, entre los médicos del Kremlin. Esto era razón más que suficiente para las detenciones. Estas a su vez fueron el punto de partida para la creación de la “amalgama”

La respuesta de la GPU fue muy simple: “¿Entonces ustedes sospechan que Orjonikije fue envenenado? Nosotros sospechamos que ustedes envenenaron a Kuibishev, Menshinski y Gorki. ¡Confiesen! ¿No lo harán? Entonces los ejecutaremos inmediatamente. Pero si ustedes confiesan que el envenenamiento se realizó bajo las órdenes de Bujarin, Rikov o Trotsky, entonces pueden esperar cierta indulgencia.”

Todo esto puede parecer increíble, pero tal es la esencia misma de los Juicios de Moscú. Semejantes juicios sólo son posibles en una atmósfera completamente envenenada bajo la tapa pesada y estrechamente atornillada del régimen totalitario.



[1] Cuatro médicos que sabían demasiado. New York Times, 4 de marzo de 1938.

[2] Félix Dzershinski (1877-1926): fundador del Partido Socialdemócrata de Polonia y Lituania. En 1906 fue elegido para el Comité Central bolchevique. Después de la revolución fue comisario de asuntos del interior y primer presidente de la comisión extraordinaria para combatir la contrarrevolución y el sabotaje (Cheka), llamada más tarde GPU.

[3] G. K. Orjonikije (1886-1937): organizador de la facción stalinista, encargado más tarde de la industria pesada. Aunque continuó siendo un fiel stalinista, las circunstancias de su muerte no son públicamente conocidas.



Libro 5