– El autor indaga sobre las transformaciones psíquicas profundas que el cristianismo preparó como dominación subjetiva en el campo de la política antigua e hizo posible que el capitalismo pudiera instaurarse, que converja en el siglo XX, con la economía y la religión triunfando al mismo tiempo. Se necesitó imponer una premisa básica: que el cuerpo del hombre, carne sensible y enamorada, fuese desvalorizado y considerado un mero residuo de espiritu abstracto. Solo así el cuerpo pudo quedar librado al cómputo y al cálculo, al predominio de lo cuantitativo.
Volumen Nro Fecha:
Marzo 1980, N