Logo
Logo
Logo

Libros y compilaciones

2- Naturaleza y dinámica del capitalismo y la economía de transición

2- Naturaleza y dinámica del capitalismo y la economía de transición

 

Christian Castillo

Para captar en toda su magnitud el pensamiento de Trotsky sobre la economía de transición en la Unión Soviética debemos plantear al lector el recaudo metodológico de relacionar los trabajos que se presentan en esta sección con los análisis sobre la situación y la dinámica del capitalismo mundial de la primera parte de este libro. Vale la pena a este respecto recordar cuando en octubre 1926, durante la XV Conferencia del Partido Comunista -la última en la que pudo intervenir antes de ser enviado al destierro por la burocracia gobernante-, Trotsky contestó irónicamente a la manera en que Bujarin quería presentar la controversia entre la Oposición Unificada y el bloque gobernante. Bujarin había escrito que "la controversia gira en torno a esto: ¿podemos construir el socialismo y completar su construcción si echamos a un lado los asuntos internacionales..?". Trotsky replicó: "Si echamos a un lado los asuntos internacionales, podemos hacerlo; pero el hecho es que no podemos echarlos a un lado. Podemos salir desnudos a pasear por las calles de Moscú en enero si echamos a un lado el clima y la policía. Pero me temo que ni el clima ni la policía nos echarán a un lado a nosotros..." 1.

 

En esta concepción, en la cual el destino de la URSS -un país económicamente atrasado- no podía deducirse independientemente de la política y economía mundiales, Trotsky no hacía más que continuar lo que había sido un patrimonio común de los bolcheviques hasta que Stalin proclamó en 1924 la pseudo-teoría del "socialismo en un solo país". Desde el triunfo mismo de la revolución los bolcheviques consideraban que el destino del primer Estado obrero de la historia estaba ineluctablemente ligado a las perspectivas de la revolución proletaria internacional. Lenin afirmaba que "... nosotros pusimos nuestras esperanzas en la revolución socialista internacional, y ello era perfectamente justificable... Nosotros siempre subrayamos que vemos las cosas desde un punto de vista internacional y que es imposible llevar a cabo en un solo país una empresa como la revolución socialista". En otra oportunidad señaló: "Nosotros les hemos dicho siempre y repetidamente a los obreros que... la condición básica de nuestra victoria reside en la propagación de la revolución a varios, cuando menos, de los países más avanzados". Y ante el VI Congreso de los Soviets afirmó: "La victoria completa de la revolución socialista es inconcebible en un solo país, pues ella requiere la cooperación más activa de varios países avanzados cuando menos, entre los cuales no puede contarse a Rusia..."2. Fue este punto de vista internacionalista el que Trotsky preservó contra la perversión del marxismo en que consistía la "teoría" del "socialismo en un solo país".

Como el lector podrá comprobar en los textos que aquí presentamos, la concepción internacionalista de Trotsky estaba acompañada por un análisis minucioso de la dinámica de la situación en la Unión Soviética misma, en particular de la relación entre el proletariado y el campesinado (en términos económicos, entre la industria y la agricultura) y entre la economía soviética y el mercado capitalista mundial. Como tantas otras, no fue más que una fábula (repetida hasta el infinito) aquélla que presentaba a Stalin "como un constructor realista" y a Trotsky como un "teórico fantasioso". Por el contrario. La rigurosidad teórica de Trotsky le permitió anticipar las contradicciones a las que en distintos momentos se enfrentaría la economía soviética, mientras que el empirismo extremo de la burocracia la llevaba a actuar como reacción a los acontecimientos, en zigzag como caracterizaba Trotsky, con costos enormes para el proletariado soviético e internacional.

En estos trabajos, que abarcan un período que va de 1918 hasta la elaboración en 1936 de La Revolución Traicionada, se encuentran muchas apreciaciones que van más allá de su especificidad histórica, que son verdaderos principios a tener en cuenta para encarar el desarrollo económico con métodos socialistas en los países económicamente atrasados; es decir, aquellas naciones en las que, como ocurrió en Rusia y Trotsky plantea en las tesis sobre la revolución permanente, en determinadas circunstancias pueden llegar a la dictadura del proletariado antes que los países avanzados pero nunca antes que ellos al socialismo.

 

Del comunismo de guerra a la NEP

A poco de la conquista del poder, los bolcheviques se enfrentaron a una dura guerra civil, en la que lucharon contra una coalición de los defensores de la vieja sociedad con los ejércitos imperialistas que vinieron en su ayuda. La guerra civil se inició en mayo de 1918 con el levantamiento de la Legión Checoslovaca, extendiéndose rápidamente. Pasarán más de treinta meses hasta que el Ejército Rojo, puesto en pie por Trotsky prácticamente de la nada, logre las victorias decisivas sobre los ejércitos blancos: en noviembre de 1920 son derrotadas las tropas reunidas bajo el mando del barón Wrangel, un ex general zarista, que apoyado por consejeros, capitales y armamento francés había atacado la Ucrania soviética.

Las decisiones económicas de este período estuvieron determinadas por las necesidades de la guerra civil. Luego de un primer momento en que fueron expropiados los terratenientes entregando la tierra a los campesinos y se estableció el control obrero en la industria3, se procedió a la expropiación del conjunto de la burguesía. Para garantizar la alimentación de las ciudades y del ejército se implantó lo que se conoció con el nombre de "comunismo de guerra" que, junto a la nacionalización completa de la industria y la distribución, establecía la requisición obligatoria por parte del Estado del sobreproducto campesino. "La confiscación de los excedentes de granos de los campesinos y el reparto de raciones no eran medidas propias de una economía socialista, sino de una fortaleza asediada", decía Trotsky en 1922. Sobre las necesidades que guiaron esta política Trotsky señalaba:

"Una vez conquistado el poder, el trabajo de construcción, sobre todo en el campo económico, se convierte en el trabajo clave, y también en el más difícil. Su solución depende de factores de muy variado orden y de diferente magnitud. (...) La importancia relativa de estos factores para la construcción del socialismo sigue este orden. El factor fundamental es el nivel de las fuerzas productivas; luego, el nivel cultural del proletariado; finalmente, la situación política y militar en la que se encuentra el proletariado tras la conquista del poder. Pero este es un orden rigurosamente lógico. En la práctica, la clase obrera, al asumir el poder, se enfrenta inicialmente a las dificultades políticas. En nuestro país hemos tenido los guardias blancos, las intervenciones militares, etc. En segundo lugar, la vanguardia proletaria se tropieza con las dificultades que surgen del nivel cultural inadecuado de las más amplias masas trabajadoras. Y sólo después, y en tercer lugar, la construcción económica choca con los límites establecidos por el nivel existente de las fuerzas productivas. Nuestro partido, una vez en el poder, debía casi siempre llevar adelante su trabajo bajo la presión de las necesidades de la guerra civil. La historia de la construcción económica durante los cinco años de existencia de la Rusia soviética no puede ser comprendida únicamente desde un punto de vista económico. Debe ser abordada en primer lugar, con el barómetro de las necesidades político-militares, y sólo en segundo lugar, con el de la conveniencia económica. Lo que es racional en la vida económica no siempre lo es en la vida política. Si me veo amenazado por una invasión de guardias blancos, hago volar el puente. Desde el punto de vista de la conveniencia económica abstracta, esto es un barbarismo, pero desde el punto de vista político es una necesidad. Sería un tonto y un criminal si no volara el puente en el momento justo. Estamos reconstruyendo nuestra economía de conjunto, bajo la presión de la necesidad de asegurar militarmente el poder de la clase obrera (...) Las potencialidades de organización del Estado obrero se encontraban muy lejos de la nacionalización total. pero la verdad es que bajo la guerra civil tuvimos que llevar a cabo esta nacionalización. Es fácil demostrar y comprender que si hubiéramos actuado más prudentemente al nivel económico; es decir, expropiando a la burguesía a un ritmo racional y gradual, ello habría sido una gran irracionalidad política y una locura por nuestra parte. Esta política no nos hubiera permitido celebrar el quinto aniversario de la revolución, en Moscú, con los comunistas del mundo entero."4

Hacia fines de 1920 y principios de 1921, el "comunismo de guerra" era evidente que entraba a un callejón sin salida. Según señala el mismo Trotsky, las discusiones fraccionales surgidas entre los bolcheviques (como la aguda polémica sobre los sindicatos) tenían como trasfondo esta situación a la que era necesario encontrar una salida.

La crisis era aguda. Pierre Broué describe como el país "en el que la revolución ha alcanzado su primera victoria y en el que se ha iniciado la construcción del primer Estado obrero parece llegar, tres años después de estos triunfos, al borde mismo de la desintegración. Regiones enteras viven en un estado de anarquía rayando en la barbarie bajo la amenaza de las partidas de bandidos. Toda la estructura económica parece haberse derrumbado. La industria fabrica, en cantidad, sólo un 20% -un 13% en valor- de su producción de preguerra. La producción de hierro supone un 1,6%, la de acero un 2,4%. Las producciones de petróleo y de carbón, que son los sectores menos afectados, no representan más que el 41% y el 27% respectivamente de las cifras de preguerra: en los otros sectores el porcentaje oscila entre un 0 y un 20%. El equipo está prácticamente destruido: el 60% de las locomotoras están fuera de uso y el 63% de las vías férreas son inutilizables. La producción agrícola ha sufrido un descenso tanto en cantidad como en valor. La superficie cultivada se reduce en un 16%. En las regiones más ricas los cultivos especializados, destinados al comercio o a la ganadería, han desaparecido dejando su lugar a unos cultivos de subsistencias de ínfimo valor. Los intercambios entre las ciudades y el campo se han visto reducidos al mínimo, a la requisa y al trueque entre individuos."5 Esta situación se veía acompañada por la ausencia de un triunfo proletario en Occidente, con el cual los bolcheviques habían contado, y una estabilización capitalista relativa luego de la oleada revolucionaria de la inmediata postguerra, cuestiones que se expresaron en la orientación planteada en el III y IV Congresos de la Internacional Comunista (junio de 1921 y noviembre de 1922 respectivamente).

La salida encontrada fue la llamada Nueva Política Económica, la NEP. La NEP fue adoptada por el X Congreso del partido, en marzo de 1921, concebida por Lenin como una "retirada forzada" hacia el mercado, con el fin de lograr el aumento de la producción en el agro y la industria. "Su propósito inmediato -señala Isaac Deutscher-, era inducir a los campesinos a vender alimentos y a los comerciantes privados a traer los alimentos del campo a la ciudad, del productor al consumidor"6. Las concesiones dadas al intercambio y a la producción privados eran controladas con la mantención en poder del Estado de los principales recursos de la industria y el transporte así como del riguroso monopolio del comercio exterior7. Esta política provocó un importante reanimamiento de la producción agrícola y de la industria liviana, aunque no de la industria pesada8.

 

La oposición de 1923-24: El nuevo curso

A fines de 1922 la NEP había logrado resultados positivos. La producción agrícola se había renovado. La cosecha de trigo de 1922 llegaba ya a las tres cuartas partes de la obtenida antes de la guerra. Las ciudades vuelven a poblarse y también la industria se recupera. Pero los progresos de la industria estatal son menos notorios que los del pequeño artesano y la industria privada, y los de la industria pesada son lentos en comparación con los de la industria ligera. Esto provoca que mientras los precios agrícolas disminuyen producto de las buenas cosechas, aumentan los precios de los productos industriales. El consumidor campesino es privado así de una parte sustancial de sus beneficios, mientras se produce una nueva depresión relativa del nivel de vida del proletariado industrial. A estas consecuencias sociales de la NEP, hay que agregar el aumento de la diferenciación social que provoca en el campo (el kulak, campesino rico, es el principal beneficiario de la nueva situación), la fuerza cobrada por los comerciantes privados y que "los cuadros técnicos de la pujante industria, administradores e ingenieros, reclutados entre los especialistas de extracción burguesa y preocupados tan sólo por el rendimiento y la productividad, cobran una importancia que inquieta a los sindicatos"9. Lenin diría sobre las nuevas contradicciones sociales generadas por la NEP: "Hay más contradicciones en nuestra realidad económica que las que existían antes de la nueva política económica: mejoras parciales y pequeñas en la posición económica de algunos sectores de la población y que afectan a pocas personas; y absoluta incapacidad para que los recursos económicos satisfagan las necesidades perentorias del resto, de la mayoría. Estas contradicciones se han agudizado. Y es natural que, mientras hacemos un pronunciado viraje, no sea posible escapar enseguida de estas contradicciones."10

Esta situación abrió diferencias entre los dirigentes bolcheviques sobre las medidas a tomar. Desde 1922 Trotsky venía haciendo hincapié en la necesidad de gestionar de una manera más articulada los recursos económicos en manos del Estado. Bregaba por la formulación de un plan general sobre el cual organizar los recursos de las distintas regiones y departamentos, particularmente encaminado al aumento de la productividad en la industria pesada, que era muy baja. Esto no podía lograrse sin la racionalización de los recursos existentes y el aumento de las inversiones en la industria pesada, a partir de fondos recabados mediante el cobro de impuestos a los sectores más enriquecidos, los kulaks y los nepman11. Con esta posición confrontaban en el elenco dirigente, grosso modo, dos posiciones. Una, minoritaria, sostenía que los fondos para la industria debían provenir de empréstitos provistos por potencias extranjeras, postura que era planteada por Krasin. Otra, mayoritaria en el Politburó, restaba importancia al problema y ponía el centro en seguir otorgando créditos a los campesinos, mientras que condenaba toda postura a favor de mayor planificación como "una vuelta a los tiempos del comunismo de guerra".

Lenin había sufrido su primer ataque de apoplejía en mayo de 1922. Sólo retomaría sus labores en un breve lapso, entre octubre de ese año y febrero de 1923, cuando sufriría un tercer ataque que lo postraría hasta su muerte en enero de 1924. Como es sabido, sus últimos combates estuvieron dirigidos contra la burocratización del partido, que para Lenin habían alcanzado rasgos harto preocupantes y que se encarnaban en la figura de Stalin, Secretario General del partido12. El XII Congreso del partido se realizó poco después del último ataque sufrido por Lenin. Aunque las divergencias crecían en el seno del Politburó, máximo organismo de dirección partidaria después del Comité Central, las diferencias sobre el rumbo económico a tomar no se plantean en forma de tesis contrapuestas en el Congreso. En el mismo, Trotsky desarrolla sus ideas económicas en las Tesis sobre la Industria y otros trabajos (como el Informe sobre la producción dado al Congreso, que publicamos aquí bajo el título de Producción y revolución), que son una expresión acabada sobre las medidas que según él era imprescindible tomar para remontar la difícil situación que se vivía en esos momentos13. Durante una de sus alocuciones al Congreso, Trotsky mostró al partido la envergadura de la crisis que se abría por la distorsión de los precios agrícolas e industriales (la "crisis de las tijeras"), y el peligro que ello significaba para la alianza obrera y campesina (smytchka). E. H. Carr narra esa situación en El interregno: "Trotsky exhibió un diagrama que mostraba las relaciones de precios entre los productos agrícolas y los industriales desde el verano anterior. Las dos líneas convergían y se cruzaban en septiembre de 1922 (este era el punto de paridad calculado con arreglo a los precios de 1913) y desde ese punto divergían gradualmente tanto, que daban al diagrama el aspecto de unas tijeras abiertas. Las tijeras representaban el rápido movimiento de los precios desde el otoño de 1922 a favor de la industria, neutralizando y cancelando el movimiento de precios a favor de la agricultura, que se había producido con la introducción de la NEP. Con arreglo al diagrama de Trotsky, los precios industriales en marzo de 1923 se encontraban por encima del 140% del nivel de 1913, mientras los precios agrícolas descendieron más de un 80%. Y esta disparidad continuaba aumentando con gran rapidez."14

Junto a distintas propuestas más coyunturales, Trotsky sostuvo una serie de ideas claves. Insistía en primer lugar en plantear el rol general que debía tener la industria en la economía soviética: "Las relaciones mutuas que existen en nuestro país entre la clase obrera y el campesinado se basan en último análisis sobre las relaciones mutuas entre la industria y la agricultura. En última instancia, la clase obrera puede mantener y fortalecer su rol dirigente, no mediante el aparato del Estado o el ejército, sino por medio de la industria que da origen al proletariado. El partido, los sindicatos, las asociaciones juveniles, nuestras escuelas, etc., tienen como tarea la educación y la preparación de las nuevas generaciones de la clase obrera. Pero todo este trabajo resultará construido sobre pies de barro si no tiene como base una industria continuamente en expansión (...) Sólo en la medida en que la industria haga progresos reales y que la industria pesada -que constituye la única base firme para la dictadura proletaria- se recupere, y en la medida en que el trabajo de electrificación sea completado, será posible, y en verdad inevitable, alterar la importancia relativa en nuestra vida económica de la agricultura y la industria y desplazar el centro de gravedad desde la primera a la segunda (...) Cuánto tiempo durará el período de la importancia predominante de la economía campesina en el sistema económico de nuestra federación dependerá no sólo de nuestro progreso económico interno (...) sino también del proceso de desarrollo que tiene lugar más allá de las fronteras de Rusia, esto es, sobre todo de los caminos que tome la revolución en Occidente y Oriente. El derrocamiento de la burguesía en cualquiera de los países capitalistas más avanzados rápidamente imprimiría su marca al ritmo del conjunto de nuestro desarrollo económico, ya que multiplicaría de inmediato los recursos técnicos y materiales para la construcción socialista"15.

En el XII Congreso Trotsky también sostiene que es necesario sobrepasar la etapa de la "acumulación socialista primitiva"16, término acuñado originalmente por V. N. Smirnov (que pertenecía a los "centralistas democráticos") y que luego fue popularizado por Preobrazhensky en sus debates contra Bujarin y sus seguidores en los años 1925-2617. Un país atrasado como Rusia, sin poder contar con el auxilio inmediato del proletariado en el poder en los países más avanzados de Occidente, debía realizar una transferencia de recursos de la agricultura a la industria para hacer más productiva a ésta. Para Trotsky la planificación era fundamental para lograrlo y consolidar las posiciones socialistas en la economía. Sólo aumentando la producción y la productividad tanto en la industria ligera como pesada, podría ver el campesino, recibiendo bienes de consumo más baratos a la vez que nuevos medios de producción modernos sobre los cuales incluso avanzar en una colectivización gradual, las ventajas del nuevo régimen y se alejarían las tendencias hacia la restauración capitalista que brotaban por todos los poros de la economía campesina. Trotsky planteaba la ecuación de la economía soviética en términos de la competencia entre un sector de la economía nacionalizado, expresión del poder del proletariado en la economía, con los sectores de la economía librados al dominio del mercado, a su vez apoyados en el capitalismo mundial. Estos elementos ganarían fuerza si no se los controlaba rígidamente y se utilizaban los recursos generados por él para fortalecer la productividad de la industria nacionalizada. De ahí que se inclinaba por ir dando pasos en una superación gradual de la NEP: "Nuestra nueva política económica se estableció con firmeza y por un largo período, pero no para siempre. Adoptamos la ´nueva´ política para, sobre sus propias bases y en buena parte utilizando sus propios métodos, tratar de superarla... a la larga ampliaremos este principio de planificación al conjunto del mercado y, al hacerlo, lo eliminaremos. En otras palabras, nuestros éxitos con la Nueva Política Económica nos van acercando, automáticamente, a su liquidación y a reemplazarla por una política económica, más nueva todavía, que será ya una política socialista."18

Luego del XII Congreso, realizado en abril de 1923, la "crisis de las tijeras" se agravó, llegando a su pico máximo en octubre. A la espera de obtener mejores precios, las industrias retenían sus productos y no los enviaban a los campesinos; estos, a su vez, manifestaban su descontento. Paralelamente, en agosto y septiembre se desató una importante oleada de huelgas obreras. Es sobre esta base que las diferencias que se venían dando en el Politburó y en el Comité Central se profundizarán. Poco después que Trotsky dirigiera una carta al Politburó con cuestionamientos al aumento del dominio del poder del aparato y a la falta de medidas en relación a la crisis económica, saldrá la declaración conocida como El programa de los 46, donde cuarenta y seis importantes dirigentes del partido (entre ellos Preobrazhensky, Alsky, Serebriakov, Piatakov, Antónov Ovseienko, Iván N. Smirnov, Vladimir Smirnov, Muralov, Sapronov, Osinsky, Sosnovsky y Vladimir Kossior) plantean su crítica a la inacción del partido en el plano económico y a la degeneración burocrática en el régimen partidario:

"La extrema gravedad de la situación nos obliga (en interés de nuestro partido, en interés de la clase trabajadora) a manifestar con entera claridad que continuar con la política que sigue la mayoría del Politburó amenaza con acarrear a todo el partido lamentables reveses. La crisis económica y financiera iniciada a fines de julio del presente año, con todas las consecuencias políticas e internas del partido que se derivan de ella, ha revelado inexorablemente la incapacidad de la jefatura del partido, tanto en el dominio económico como en el de las relaciones internas del partido.

El carácter ocasional, superficial y carente de sistematización de las decisiones del Comité Central, que no ha conseguido poner orden en el dominio económico, nos ha llevado a una situación en la que, a pesar de los indudables éxitos logrados en el campo de la industria, la agricultura, las finanzas y el transporte -éxitos conseguidos espontáneamente por la economía del país, y a pesar de la ineptitud de la jefatura, o más bien, a pesar de la ausencia de toda jefatura- estamos abocados no sólo a la desaparición de todos estos éxitos, sino también a una grave crisis económica (...) la crisis económica, crediticia y financiera ... ya ha comenzado. Si no se toman desde ahora medidas enérgicas, meditadas y planificadas, si continúa la falta de dirección, nos enfrentaremos con la posibilidad de un colapso económico muy grave que, inevitablemente, acarreará complicaciones políticas internas y una parálisis total de nuestra efectividad externa y de nuestra capacidad de acción. Y esto último, como todos pueden comprender, nos es ahora más necesario que nunca; de ello depende el destino de la revolución mundial y de la clase trabajadora de todos los países.

Igualmente, en el dominio de las relaciones dentro del partido vemos cómo la misma inepta dirección lo paraliza y desarticula; esto se deja ver con especial claridad en la crisis por la que ahora atravesamos (...)"19.

La Oposición se fue disponiendo a dar pelea teniendo en vista la próxima XIII Conferencia del partido. Si bien Trotsky no fue firmante de la declaración20, pronto se transformó en el centro de los ataques del "triunvirato" conformado por Stalin, Zinoviev y Kamenev, que había tomado el control del partido. Estos lanzaron una dura lucha contra los oposicionistas, acusándolos de "fraccionalismo". Inicialmente las posiciones de la Oposición habían recibido un importante apoyo en Moscú, aunque el aparato fue realizando una política persecutoria que provocó el aislamiento y derrota de la oposición, cuestión que se vio favorecida por la derrota sin combate del Partido Comunista Alemán, que dejó pasar una situación revolucionaria aguda que desde Rusia se anticipaba como la posible emergencia del "octubre alemán". En el transcurso del debate Trotsky publica los artículos aparecidos con el título de El nuevo curso, en los que se encuentran sus puntos de vista acerca de los distintos aspectos en discusión (la política economica, el papel del aparato, el carácter del "leninismo", etc.). En particular cobra trascendencia la anticipación de Trotsky en el análisis de la naturaleza del burocratismo. Mientras que Stalin lo señala como producto de los "resabios del comunismo de guerra", Trotsky lo indica como producto específico de las nuevas condiciones generadas tras la estabilización de la situación luego de terminada la guerra civil21.

Fue en esta lucha donde se alentaron los mitos sobre los que se atacaría a Trotsky por varios años: las acusaciones de "extraño al leninismo", "superindustrialista", "subestimación y desprecio al campesinado", corrían como reguero de pólvora por las bocas y las plumas de los miembros de la troika y de sus seguidores. La discusión cobró nuevo impulso tras la publicación de Trotsky de Lecciones de Octubre, un trabajo realizado como prólogo a la edición de un tomo de sus Obras consagrado, precisamente, a sus escritos durante octubre de 1917. La reacción de los triunviros no se hizo esperar. La "revolución permanente" fue estigmatizada como herejía "antileninista". En el otoño ruso de 1924, Stalin se aventuraba a proclamar que Rusia podía prescindir del proletariado mundial para construir el socialismo.

 

¿Hacia el capitalismo o hacia el socialismo?

Luego de la derrota de la oposición en la XIII Conferencia y en el XIII Congreso del partido, y de la muerte de Lenin, Trotsky atendió sus funciones gubernamentales aunque relegado a un segundo plano. Cinco meses después de su salida del Comisariado de la Guerra, forzada por la troika, fue nombrado miembro del Supremo Consejo de la Economía Nacional, donde presidió tres comisiones: el Comité de Concesiones, la Dirección de Desarrollo Electrotécnico y la Comisión Industrial Tecnológica. Mientras las divergencias surgían en el seno del anterior bloque oficialista (el XIV Congreso va a dar lugar a la "Oposición de Leningrado", en la que Zinoviev y Kamenev con el apoyo de Krupskaia se enfrentan al eje mayoritario constituído por Stalin y Bujarin), Trotsky se mantiene a la expectativa.

Desde el Comité de Concesiones encara una serie de trabajos e investigaciones. Entre otras va a realizar un detallado estudio sobre el estado de las concesiones y del comercio exterior de Rusia, que le facilitó la realización de una investigación comparativa de la productividad de la mano de obra rusa y la occidental: los resultados mostraban que la productividad de la mano de obra rusa era sólo una décima parte de la norteamericana.

A su vez, en su puesto en la Dirección de Desarrollo Electrotécnico, Trotsky realizó numerosos viajes, informes y proyectos. En uno de ellos planteaba la utilización de los rápidos del Dniéper para construir una central eléctrica, proyecto que se concretaría en la década siguiente con el nombre de Dnieprostroy, que fue uno de los prodigios de la industrialización soviética. Sus posiciones en ese entonces sobre la economía soviética encuentran su más acabada expresión en su gran trabajo ¿Hacia el capitalismo o hacia el socialismo? donde, mientras registra los resultados positivos de la política económica soviética en relación al fortalecimiento del sector socialista sobre el sector capitalista de la economía de transición, señala las nuevas contradicciones que se presentan a causa de los éxitos logrados en la reconstrucción de la economía, en particular aquellas que resultan de la mayor relación con el mercado mundial. Mientras que hasta ahora la tarea consistía en volver a los niveles de preguerra, alcanzada esta meta se plantea una superior, que es avanzar hacia la productividad conquistada por los principales países de Occidente22. Este debe ser para Trotsky el nuevo índice de comparación con el que deben medirse los logros económicos del régimen soviético. Para avanzar en ellos es necesario, aprovechando la ventaja de que los medios de producción en manos del Estado obrero hacen que no deban despilfarrarse recursos en sostener clases parasitarias, programar un aumento del coeficiente de crecimiento industrial que duplique los niveles más altos que este había alcanzado bajo el zarismo. Trotsky se pronuncia enemigo de la política de autarquía económica que algunos sostenían como forma de "salir" de las influencias de la economía mundial y, por el contrario, señala que el monopolio del comercio exterior -el proteccionismo socialista- es un gran instrumento para valerse de las relaciones económicas con el mercado mundial para mejorar la calidad de la producción soviética: "La división internacional del trabajo mundial es un factor que no puede ignorarse. No podemos acelerar nuestro propio desarrollo por doquier si no nos beneficiamos de un modo apropiado de los recursos que surgen de ésta"23. Por último, Trotsky se plantea que toda perspectiva sobre el futuro de la Unión Soviética debe analizarse en función de lo que acontezca con el capitalismo mundial. Aquí sus preguntas van hasta el nudo de la cuestión en cuanto a la pregunta de "¿quién triunfará?". Sus planteos van de figurarse la hipótesis más favorable del triunfo de una revolución socialista en Europa en los años inmediatos a otras dos suposiciones en el caso que el mundo capitalista se mantuviese en pie aún algunos decenios. Una se plantea si estos decenios serían "décadas de flujos y reflujos tumultuosos, de cruel guerra civil, de estancamiento o incluso de decadencia económica (...) En estas condiciones, parece evidente que en el período de transición nuestra economía alcanzaría el predominio simplemente a causa de la estabilidad incomparable de nuestra base económica". La otra posibilidad es lo que sucedería si, por el contrario, "en el curso de los próximos decenios se conformara en el mercado mundial un nuevo equilibrio dinámico, una reproducción, aunque más amplia, del período comprendido entre 1871 y 1914, entonces el problema adquiere un aspecto completamente diferente. Este ´equilibrio´ equivaldría a suponer una nueva expansión de las fuerzas productivas (...) Es completamente evidente que lo improbable se hará real, si lo imposible se vuelve posible. Si el capitalismo mundial y, más específicamente, el capital europeo, encontrara un nuevo equilibrio dinámico (no mediante sus inconstantes combinaciones gubernamentales, sino mediante sus fuerzas productivas), si la producción capitalista experimentara en los próximos años o décadas un renacimiento, esto nos colocaría en la posición particular de estar obligados a alcanzar a un tren expreso, aunque estamos todavía tratando de cambiar nuestro lento tren de carga por un tren de pasajeros. Dicho más simplemente, ello significaría que nos habríamos equivocado en las apreciaciones históricas fundamentales, ello significaría que el capitalismo no ha cumplido todavía su ´misión´ histórica y que la fase imperialista en que nos encontramos no sería forzosamente una fase de decadencia del capitalismo, la fase de su agonía, de su descomposición, sino la precondición de un nuevo período de prosperidad.

Es evidente que bajo las condiciones de un renacimiento capitalista en Europa y en el mundo entero, que posiblemente dure varios años, el socialismo en un país atrasado se enfrentaría con peligros colosales. ¿Cuál sería la naturaleza de estos peligros? Podrían ser los peligros que surgen de una nueva guerra que, esta vez, el proletariado europeo ´apaciguado´ por las condiciones prósperas sería nuevamente incapaz de impedir, y en la que el enemigo tendría una superioridad técnica colosal. O podría tomar la forma de una inundación de mercancías capitalistas que serían mucho mejores y más baratas que las nuestras, que podrían quebrar el monopolio del comercio exterior y, junto con él, las otras bases de nuestra economía socialista. Esta es, en el fondo, una cuestión de importancia menor. Pero es evidente para todos los marxistas que el socialismo en un país atrasado se encontraría bajo enorme presión, si al capitalismo se le diera nuevamente una oportunidad no sólo de vegetar, sino de desarrollar las fuerzas productivas en los países más avanzados por un largo período de años."24 Los veinte años que siguieron no vieron ni el triunfo de la revolución proletaria ni un nuevo florecer del capitalismo europeo y mundial, sino convulsiones de las más agudas sufridas por la humanidad en este siglo -ya de por sí convulsivo-. La crisis del ´30, el triunfo del nazismo, el ascenso revolucionario en Francia y su desvío mediante el Frente Popular, la revolución y la guerra civil en España, el ascenso del proletariado norteamericano, la consolidación de la burocracia thermidoriana en el poder en la URSS: los acontecimientos que fueron marcando el camino hacia la segunda guerra mundial, con sus secuelas de barbarie y destrucción sin igual. La intrincada dialéctica del desarrollo histórico mostró que, si la URSS pudo en este período mantenerse y su economía fortalecerse aprovechando las contradicciones del capitalismo mundial, la consolidación de la burocracia en el poder permitió que al fin de la segunda guerra mundial ésta jugase el papel contrarrevolucionario más grande de la historia, al desviar la revolución europea y permitir de este modo los veinte años de recuperación del capitalismo mundial, conocidos como el "boom" de la postguerra.

La Oposición Unificada (1926-1927)

Prácticamente todas las ideas fundamentales de la antigua oposición del ´23 van a ser tomadas por la Oposición Unificada, que surge en 192625 agrupando a las anteriores oposiciones de Moscú y Leningrado, y a la que se van a sumar varios seguidores de las antiguas Oposición Obrera y los centralistas democráticos. Las consecuencias de la línea oficial defendida por el bloque Stalin-Bujarin, de concesión en concesión al kulak y al nepman, se apreciaban cada vez más claramente. La diferenciación social no dejaba de aumentar en el campo, donde existía un proceso ininterrumpido de concentración de tierras en manos del kulak. En el período 1925-26 se alquilan 15 millones de hectáreas frente a los 7,7 millones del período 1924-25, casi todas ellas arrendadas por kulaks. En conjunto los nepman, los kulaks y los burócratas alientan la política inmovilista alimentada por las teorías que son la base para la política del bloque gobernante: las de Bujarin sobre la estabilización del capitalismo mundial por un largo período y de la integración pacífica del kulak en el socialismo, y la formulada por Stalin sobre la construcción del socialismo en un solo país. Bujarin diría que en la Unión Soviética el socialismo avanzaría "a paso de tortuga". Esta política de concesiones al kulak y al nepman se ve acompañada por una orientación oportunista en el terreno internacional, que se expresará en forma particularmente aguda en esos años.

La Oposición se dio a conocer formalmente en una sesión del Comité Central en julio de 1926, por medio de la lectura de Trotsky de una declaración firmada junto a Zinoviev y Kamenev, en la que señalaban su propósito común de liberar al Partido de la tiranía del aparato y de luchar por la restauración de la democracia en el Partido. La Oposición se definía asimisma como "izquierda bolchevique", defensora de los intereses de la clase obrera contra el campesinado rico, la burguesía nepista y la burocracia. Incluía entre sus primeros reclamos el de un aumento general de los salarios en la industria, financiados con impuestos más altos a la burguesía de la NEP. La Oposición Unificada también planteaba un aumento del ritmo de industrialización, la necesidad de mejorar el nivel de vida de la clase obrera y los campesinos pobres y una crítica a los postulados del "socialismo en un solo país", que era una de las posturas esenciales del bloque dirigente. La Oposición rechazaba abiertamente la idea de que pudiese construirse un socialismo autosuficiente en el plano nacional, concepción que era incompatible con la tradición leninista y los principios marxistas. "Nuestro partido, en su período heroico, postuló sin reservas la revolución internacional, no el socialismo en un solo país. Bajo esta bandera y con un programa que declaraba francamente que la Rusia atrasada... no podía alcanzar por sí sola el socialismo, nuestra juventud comunista vivió los años más duros de la guerra civil, soportando el frío, el hambre y las epidemias, realizó voluntariamente arduos trabajos en jornadas de fin de semana, estudió y pagó cada paso adelante con innumerables sacrificios. Los miembros del Partido y de las Juventudes Comunistas combatían en los frentes y se ofrecían como voluntarios para cargar leños en las estaciones de ferrocarril, no porque esperaran construir con aquellos leños el socialismo nacional, sino porque le servían a la causa de la revolución internacional, para la cual era esencial que la fortaleza soviética resistiera; cada leño iba a reforzar esa fortaleza... Los tiempos han cambiado... pero el principio conserva aún toda su vigencia. El obrero, el campesino pobre, el guerrillero y el joven comunista han demostrado por medio de toda su conducta hasta 1925 que no necesitan un nuevo evangelio. Son el funcionario que mira con desprecio a las masas, el pequeño administrador que no desea que lo molesten y el parásito del aparato del Partido ... quienes la necesitan. Son ellos quienes piensan... que no se puede tratar con el pueblo sin una doctrina de consolación... El obrero que comprende que es imposible construir un paraíso socialista como un oasis en medio del infierno del capitalismo mundial, y que comprende que el destino de la República Soviética y el suyo propio dependen enteramente de la revolución internacional, ese obrero cumplirá sus deberes para con la Unión Soviética mucho más enérgicamente que aquél a quien se le dice y cree que ya tenemos ´un socialismo al 90%´."26

La lucha duró prácticamente alrededor de dieciocho meses, culminando finalmente con la derrota de la Oposición27. Nuevamente, al igual que sucedió en la lucha de 1923-24, los resultados de los acontecimientos internacionales no favoreció a los oposicionistas de izquierda. En el curso de la lucha fraccional se produjeron la traición de la huelga general inglesa por parte del Consejo General de las Trade Unions (que conformaba el Comité Anglo-ruso con los sindicatos soviéticos), silenciada por la camarilla stalinista, y fue derrotada la revolución china de 1926-27, en la que la Oposición batalló contra la política menchevique de Stalin de subordinación al Kuomintang de Chiang Kai Shek28.

Tras la derrota de la revolución china luego de la insurrección de Cantón, y en medio de una feroz persecusión, superior a todo lo que se había visto hasta entonces en el partido, Trotsky y la mayoría de los oposicionistas fueron expulsados del partido y condenados al destierro, mientras Zinoviev y Kamenev iniciaban el camino de capitulación ante Stalin que poco después seguirían otros oposicionistas.

 

La colectivización forzosa y la industrialización acelerada

Luego de derrotada la Oposición Unificada, todas las contradicciones económicas y sociales que ésta había señalado, y que fueron tratadas con sorna por el bloque dirigente, se manifestaron con agudeza. En 1928 estalló la crisis del trigo. A principios de enero la cantidad de trigo entrada en el mercado disminuye en un 25%, buscando los kulaks un aumento de los precios que provocan la carestía en las ciudades. Se toman entonces medidas de emergencia: incautación de los stocks en aplicación del artículo 107 del Código Penal que prevé la incautación de los stocks de especuladores; préstamos forzosos a los que se bautiza como ´leyes de autoimposición´, refuerzo del congelamiento de precios, vigilancia del precio del pan y prohibición de la compra y venta directa en los pueblos. En abril, el Comité Central da una parcial marcha atrás en estas medidas y autoriza un aumento del precio del pan, ante la entrada del campo en pie de guerra contra las medidas gubernamentales. Sin embargo, poco después, a fines de mayo, Stalin bosqueja los rasgos de una política que toma el camino opuesto a la aprobada en el XV Congreso. Las diferencias surgen abiertamente entre las dos tendencias del grupo gobernante, la fracción "centrista" encabezada por Stalin y el "ala derecha" representada por Bujarin, Rikov y Tomski29.

Temeroso ante la prepotencia del kulak, después de haber sostenido la tesis de que se disolvería pacíficamente en el socialismo, Stalin sostuvo un abrupto viraje hacia la industrialización acelerada y la colectivización forzosa de la producción agraria. El ala derecha que encabezaba Bujarin intentó resistir pero capituló sin dar batalla abierta.

Un sector de la Oposición de Izquierda, con figuras importantes como Preobrazhensky y Radek a la cabeza, luego de un primer período de destierro, sostuvieron que había que volver al partido dado que la fracción de Stalin, encaminándose a la industrialización y llamando a combatir al kulak, había tomado parte esencial del programa por el que la Oposición había combatido. Desde el punto de vista económico cobran entonces importancia las reticencias (formuladas en 1926)30 que Trotsky tenía con aspectos de las formulaciones teóricas de Preobrazhensky, en el sentido de que su formulación de la "ley de la acumulación socialista" podía verse como compatible con la teoría del "socialismo en un solo país"31: "El análisis de nuestra economía desde el punto de vista de la interacción (tanto en sus conflictos como en sus armonías) entre la ley del valor y la ley de la acumulación socialista es en principio un enfoque extremadamente provechoso -más precisamente, el único correcto-. Dicho análisis debe comenzar dentro del marco de la cerrada economía soviética. Pero ahora hay un peligro creciente de que este enfoque metodológico sea convertido en una perspectiva económica acabada que prevea el ´desarrollo del socialismo en un solo país´. Hay motivos para esperar, y temer, que los seguidores de esta filosofía, que se han basado hasta ahora en una cita mal entendida de Lenin, van a tratar de adaptar el análisis de Preobraszhensky convirtiendo un enfoque metodológico en una generalización para un proceso casi autónomo. Es esencial, a toda costa, detener esta clase de plagio y falsificación."32

Trotsky, desde el destierro en Alma Ata primero y el exilio en la isla de Prinkipo después, siguió paso a paso el desarrollo de los acontecimientos en esos años. mientras se empeña en la organización de la Oposición de Izquierda Internacional. Primero fue el análisis del viraje y la muestra, con la crisis del trigo, que las tesis de la Oposición se habían mostrado completamente ciertas. "...toda la teoría del socialismo en un solo país fue sacada de la smytchka33. La línea de pensamiento era ésta: dado que la smytchka consiste en relaciones correctamente equilibradas entre la industria estatal y la agricultura campesina o en relaciones que se vuelven cada vez más correctamente equilibradas, ¿no es evidente que un desarrollo gradual, aunque lento, de las fuerzas productivas, descansando sobre la base de la smytchka, llevará automáticamente el socialismo (si la intervención extranjera no lo impide)?

El conjunto del argumento descansa sobre un encadenamiento de errores de novatos. En primer lugar, estas premisas parten de que la smytchka ya ha sido realizada. La crisis de la recolección del grano es una categórica refutación empírica de esta idea (...) En segundo lugar, incluso si hubiera un sólido lazo entre la industria y la agricultura campesina, en realidad no constituiría la base de una futura economía socialista en un marco nacional, sino solamente una base sobre la cual construir una relación equilibrada y estable entre el proletariado y el campesinado al interior de un solo país aislado por todo el período de "respiro", es decir, hasta una nueva guerra o nuevas revoluciones en otros países."34

Diez meses después, Trotsky analizaría los resultados de la nueva política, señalando los avances en la industrialización como una clara muestra de la superioridad de la planificación económica, a la vez que desarrollando una dura crítica a la forma aventurera en que la burocracia dirigía este proceso. "La industria logró y continúa logrando conquistas sin precedentes en el capitalismo. Mucho menos significativo, pero también evidente, es el progreso agrícola de estos últimos años. A la vez, observamos una paradoja absoluta: en el mercado hay una severa escasez de mercancías, que pese a los éxitos económicos persiste de año en año y en determinados períodos se agudiza al extremo. Pese al rápido crecimiento de la industria, faltan los artículos manufacturados necesarios. Pero lo que resulta especialmente crítico e intolerable es la escasez de productos agrícolas, a pesar de que el país es predominantemente campesino (...) Las causas fundamentales radican en la situación objetiva de un país económicamente atrasado que, debido a la dialéctica histórica, terminó siendo el primero en llegar a la dictadura del proletariado y a la construcción socialista. Las causas secundarias residen en la política errónea de la dirección, que cede a las influencias pequeñoburguesas y aplica una política cuya función consiste en satisfacer únicamente las necesidades inmediatas, y que es incapaz de comprender las circunstancias en el momento necesario y de aprovechar al máximo los recursos económicos y políticos de la dictadura."35

A la política oficial oponía: "Una correcta dirección económica de la URSS significa que se utilicen los recursos y oportunidades de manera tal que un ascenso genuino y notorio del nivel de vida de las masas trabajadoras acompañe el avance del socialismo. Ahora el objetivo práctico no es ´sobrepasar´ a toda la economía mundial -una fantasía- sino consolidar las bases industriales de la dictadura proletaria y mejorar la situación de los trabajadores, fortaleciendo el requisito político de la dictadura, es decir, la unidad del proletariado con el campesinado no explotador. La política correcta de la URSS significa prolongar lo más posible la existencia de la dictadura en las condiciones de aislamiento en que se encuentra. La política correcta para la Internacional Comunista implica impulsar en todo lo posible el triunfo del proletariado de los países avanzados. En un cierto punto estas dos líneas tienen que unificarse. Sólo con esta condición el contradictorio régimen soviético actual -sin thermidor, ni contrarrevolución, ni nuevas revoluciones- podrá convertirse en una sociedad socialista sobre la base de la expansión del socialismo que finalmente deberá abarcar todo el mundo."36 Y culminaba diciendo: "Saludamos el decimotercer año desde el destierro, la prisión y el exilio. Pero no somos pesimistas. El principio de la dictadura proletaria dejó su marca indeleble en la historia. Demostró la fuerza tremenda de una joven clase revolucionaria dirigida por un partido que sabe lo que quiere y es capaz de unir su voluntad con el proceso objetivo en desarrollo. Estos doce años demostraron que la clase obrera, aún en un país atrasado, no sólo se las puede arreglar sin banqueros, terratenientes y capitalistas, sino también hacer avanzar la industria más rápidamente que bajo el dominio de los explotadores. Estos doce años demostraron que la economía planificada centralizada es inconmensurablemente superior a la anarquía capitalista, representada por poderosos trusts que se combaten entre sí. Las conquistas, ejemplos y lecciones son inconmovibles. Se grabaron para siempre en la conciencia de la clase obrera mundial. No rechazamos ni lamentamos nada. Vivimos con las mismas ideas y actitudes que en Octubre de 1917. Podemos ver más allá de estas dificultades circunstanciales, pues, por más que se desborde el río, siempre va a parar al océano."37

Poco después Trotsky reforzaría sus temores ante el carácter aventurero de la política de Stalin y los nuevos peligros que se abrían, criticando la colectivización general de la producción agraria sin que se contase con medios técnicos acordes a la explotación colectiva de la tierra: "La colectivización de la agricultura supone la existencia de cierta base técnica. Una granja colectiva es, ante todo, grande. Sin embargo, para determinar racionalmente la extensión de la granja hay que tomar como patrón el carácter de los medios y métodos de producción que se aplican. El arado y la jaca campesina, incluso la suma de todos los que están en existencia, no sirven para crear grandes granjas colectivas, así como no se puede construir una nave con la suma de una escuadra de botes pesqueros. La agricultura no se puede colectivizar si no es a través de la mecanización. De allí surge que el nivel general de industrialización de un país es el elemento que determina el ritmo de colectivización de su agricultura."38

La forma brutal en que la burocracia stalinista llevó adelante esta política tuvo resultados terribles para el campo ruso. No sólo los kulaks sino una gran proporción de campesinos medios prefirieron quemar sus pertenencias y matar sus animales antes que entregarlos a la requisición estatal. Era lo contrario de la política de convencimiento gradual del campesino sobre las ventajas de la producción colectiva que propugnaba Trotsky39.

 

Las consecuencias económicas del bonapartismo soviético

En 1932 Trotsky creía que la catástrofe que preparaba Stalin podría llevar, acompañada por las acciones del proletariado occidental, a una reacción al interior del partido. En una serie de artículos, atravesados por la agudeza que iban tomando los enfrentamientos de clase en Alemania, y por los efectos internacionales de la crisis económica internacional, analiza los nuevos riesgos que enfrenta la Unión Soviética. En Rusia se incrementaban las tensiones (Trotsky decía que eran las más agudas desde la guerra civil) en medio de la crisis que golpeó la economía a fines del Primer Plan Quinquenal. Mientras las señales de descontento crecían, el aparato reforzaba la coerción sobre las masas y sobre el partido. Trotsky refuerza la crítica a la planificación burocrática, que prescinde de todo control para con la aplicación de las metas del plan, en particular el de la democracia soviética. En La economía soviética en peligro (octubre de 1933) sostiene que "Los instrumentos de los grupos que componen la sociedad soviética son -o deberían ser- los soviets, los sindicatos, las cooperativas y, en primer lugar, el partido gobernante. Sólo se puede imprimir una orientación correcta a la economía de la etapa de transición por medio de la interrelación de estos tres elementos: la planificación estatal, el mercado y la democracia soviética. Sólo de esta manera se podrá garantizar, no la superación total de las contradicciones y desproporciones en unos pocos años (¡eso es utópico!) sino su mitigación, y en consecuencia el fortalecimiento de las bases materiales de la dictadura del proletariado hasta el momento en que una revolución nueva y triunfante amplíe la perspectiva de la planificación socialista y reconstruya el sistema."

En el terreno político, hasta aquí la Oposición de Izquierda Rusa y la Oposición de Izquierda Internacional sostenían la política de "reforma" del Partido y la Internacional. Se consideraban una fracción pública, el ala izquierda del comunismo. Fue ante la ausencia de toda crítica a la catastrófica política llevada adelante en Alemania, que había permitido el ascenso de Hitler al poder, que Trotsky saca la conclusión de que la política de "reforma" había llegado a su fin y eran necesarios un nuevo partido comunista en la Unión Soviética y una nueva (cuarta) internacional. El partido gobernante había completado su ciclo degenerativo y la III Internacional (al igual que había acontecido con la II Internacional en la Primera Guerra Mundial) se había convertido en un instrumento muerto para la revolución proletaria. Para devolver al proletariado el poder que la burocracia le había expropiado era necesaria una revolución política, única forma de salvaguardar las conquistas de octubre que la burocracia amenazaba a cada paso. En La naturaleza de clase del Estado soviético están concentrados los avances dados en las posiciones de Trotsky a este respecto. En este trabajo polemiza agudamente con las corrientes que sostenían que la consolidación de la burocracia en el poder en la URSS implicaba que en ella ya no existía una dictadura del proletariado: "Contra la afirmación de que el Estado obrero ya está prácticamente liquidado se levanta, primero y principal, la importante posición metodológica del marxismo. La dictadura del proletariado se impuso a través de un cambio político y una guerra civil que duró tres años. Tanto la teoría de la sociedad de clases como la experiencia histórica atestiguan la imposibilidad de la victoria del proletariado a través de métodos pacíficos, es decir, sin grandiosas batallas de clase libradas con armas en la mano. En este caso, ¿cómo se puede concebir una contrarrevolución burguesa imperceptible, ´gradual´?... La tesis marxista referente al carácter catastrófico de la transferencia del poder de las manos de una clase a las de otra no se aplica solamente a las épocas revolucionarias, en las que la historia avanza barriendo locamente con todo, sino también a las épocas contrarrevolucionarias, en las que la sociedad retrocede. El que afirma que el gobierno soviético ha ido cambiando gradualmente de proletario en burgués no hace más, por así decirlo, que proyectar de atrás hacia delante la película del reformismo."40 Ataca también a aquéllos que hablaban de la burocracia como una "nueva clase explotadora": "Para un marxista el término clase tiene un significado especialmente importante y además científicamente riguroso. Una clase no se define solamente por su participación en la distribución de la renta nacional sino por su rol independiente en la estructura económica general y sus raíces independientes en los fundamentos económicos de la sociedad. Cada clase (la nobleza feudal, el campesinado, la pequeña burguesía, la burguesía capitalista y el proletariado) ejerce sus propias formas especiales de propiedad. La burocracia carece de esas características sociales... Sus funciones se relacionan básicamente con la técnica política del dominio de clase. La existencia de una burocracia, en sus distintas formas y con diferencias en su peso específico, caracteriza a todo régimen de clases. Su poder es de carácter reflejo. La burocracia está indisolublemente ligada con una clase económica dominante, se alimenta de las raíces sociales de esta, se mantiene y cae junto con ella."41

La desigualdad social existente entre la burocracia y las masas trabajadoras no la transforman por ello en una "clase explotadora", sino que expresan que el régimen soviético no es una sociedad socialista sino de transición entre el capitalismo y el socialismo. "Por supuesto, en una sociedad socialista sería absolutamente imposible la desigualdad, y más aún una desigualdad tan obvia. Pero pese a las mentiras oficiales y semioficiales, el actual régimen soviético no es socialista sino transicional: todavía arrastra la mostruosa herencia del capitalismo, particularmente la desigualdad social, no solamente entre la burocracia y el proletariado sino también dentro de la propia burocracia y dentro del proletariado... Aunque explica la desigualdad, el carácter transicional del actual sistema de ningún modo justifica esos mostruosos y evidentes privilegios que se arrogaron los incontrolados dirigentes de la burocracia. La Oposición de Izquierda no esperó... para anunciar que la burocracia en todas sus manifestaciones está aplastando las raíces morales de la sociedad soviética, engendrando una aguda y lícita insatisfacción entre las masas y preparando el terreno para los grandes peligros. Sin embargo, por sí mismos los privilegios de la burocracia no cambian las bases de la sociedad soviética, porque ella no deriva sus privilegios de relaciones de propiedad especiales que le sean peculiares como ´clase´ sino de las relaciones de propiedad creadas por la Revolución de Octubre, fundamentalmente adecuadas a la dictadura del proletariado."42

Las ideas presentadas en este trabajo serían luego completadas en la última y más acabada obra dedicada por Trotsky al análisis de la Unión Soviética: La Revolución Traicionada, terminada en agosto de 1936, poco antes del comienzo de los primeros "juicios de Moscú". El principal cambio existente en las elaboraciones de Trotsky es sobre el carácter del régimen de la burocracia stalinista, al que deja de definir como "centrismo burocrático" para hacerlo como "bonapartismo soviético". En el medio había modificado su apreciación sobre lo que consideraba el "thermidor soviético"43. En un artículo de febrero de 1935 publicado bajo el título de Estado obrero, thermidor y bonapartismo, en el que contra sus posiciones anteriores que veían el "thermidor" como producto de un desplazamiento del poder del grupo gobernante hacia los sectores de la burocracia que expresaran más directamente los intereses de los sectores capitalistas, Trotsky considera que fue el grupo de Stalin el que realizó el thermidor años atrás.

Especialmente a fines de que el lector que recién se acerca a la obra de Trotsky pueda apreciar sus definiciones últimas sobre la naturaleza del Estado y la economía soviética, incluimos para cerrar este volumen un apéndice con dos capítulos de La Revolución Traicionada, uno de sus más grandes trabajos, que a pesar de los años pasados desde su edición original sigue siendo el punto de partida esencial para la comprensión del stalinismo, tanto de su ascenso como de su caída. De entre todas las ideas que Trotsky expone en este clásico trabajo (muchas que han mostrado un sentido verdaderamente profético, que expresan la enorme superioridad del marxismo como método de análisis), queríamos resaltar una en la cual expone la relación entre democracia soviética y desarrollo económico: "El papel progresista de la burocracia coincide con el período de asimilación. El gran trabajo de imitación, de injerto, de transferencia, de aclimataciones, se ha hecho en el terreno preparado por la revolución. Hasta ahora, no se ha tratado de innovar en el dominio de las ciencias, de la técnica o del arte. Se puede construir fábricas gigantes según modelos importados del extranjero por mandato burocrático, y pagándolas, es cierto, al triple de su precio. Pero mientras más lejos se vaya, más se tropezará con el problema de la calidad, que escapa a la burocracia como una sombra. Parece que la producción está marcada con el sello gris de la indiferencia. En la economía nacionalizada, la calidad supone la democracia de los productores y de los consumidores, la libertad de crítica y de iniciativa, cosas incompatibles con el régimen totalitario del miedo, de la mentira y de la adulación.

Al lado del problema de la calidad se plantean otros, más grandiosos y más complejos, que se pueden abarcar en la rúbrica de la acción creadora técnica y cultural. Un filósofo antiguo sostuvo que la discusión era la madre de todas las cosas. En donde el choque de ideas es imposible, no pueden crearse nuevos valores. La dictadura revolucionaria, lo admitimos, constituye en sí misma una severa limitación a la libertad. Justamente por eso, las épocas revolucionarias jamás han sido propicias a la creación cultural para la que preparan el terreno. La dictadura del proletariado abre al genio humano un horizonte tanto más vasto cuanto más deje de ser una dictadura. La civilización socialista no se desarrollará más que con la agonía del Estado. Esta ley simple e inflexible implica la condenación sin recurso posible del actual régimen político de la URSS. La democracia soviética no es una reivindicación política abstracta o moral. Ha llegado a ser un asunto de vida o muerte para el país."44

Esperamos que estas lecturas de Trotsky valgan, a 59 años de su asesinato, no sólo para ayudar a la comprensión del pasado, sino para sobre la misma aportar, a la construcción del futuro.

  

1 Citado por Isaac Deutscher en El profeta desarmado, Ed. Era, 1966, México, pág. 280.

2. Íbidem, pág. 270.

3. Ver Control obrero y nacionalización, pág. 229.

4. León Trotsky, Informe sobre la Nueva Política Económica soviética y las perspectivas de la revolución mundial, ver pág. 233.

5. Pierre Broué, El partido bolchevique, pág. 197.

6. Isaac Deutscher, Op. cit., pág. 19.

7. Broué señala: "La NEP se caracteriza por la supresión de las medidas de requisa, sustituidas por un impuesto progresivo en especie, por el restablecimiento de la libertad de comercio y la reaparición de un mercado, por la vuelta a la economía monetaria, por la tolerancia de la pequeña y mediana industria privada, por la petición, bajo control estatal, de inversiones extranjeras." (Op.cit. pág. 206)

8. En el Informe sobre la Nueva Política Económica Soviética y las perspectivas de la revolución mundial, dirigido al IV Congreso de la Internacional Comunista reunido en Moscú en noviembre de 1922, que hemos citado anteriormente, Trotsky hace un racconto de este proceso y contesta a las críticas de quienes planteaban esta política como una "capitulación al capitalismo".

12. Lenin había planteado a Trotsky realizar un bloque común contra Stalin. Aunque sin nombrar directamente a éste, algunos de los últimos artículos de Lenin en Pravda van dirigidos directamente en su contra. En Más vale menos pero mejor, aparecido el 6 de febrero, descarga un alud de críticas implícitas sobre Stalin: "Cuando interviene el aparato de Estado las cosas se vuelven repugnantes (...) no hay peor institución que la Rabkrin (Inspección obrera y campesina, a cargo de Stalin hasta 1922, N de R)". Se debe terminar con "la burocracia no sólo en las instituciones soviéticas, sino también en las pertenecientes al partido". Poco antes había escrito con respecto a las brutalidades burocráticas cometidas por Stalin y Ordjonikije contra los comunistas georgianos: "El georgiano que contempla con desdén este aspecto del asunto, que profiere despreciativas acusaciones de ´social-nacionalismo´ (cuando él mismo no sólo es un verdadero y auténtico ´social-nacionalista´ sino, por añadidura, un brutal polizonte gran ruso), ese georgiano, en realidad lo que hace es atacar a la solidaridad proletaria". Por el maltrato que Stalin había tenido para con Krupskaia, mujer de Lenin y miembro del Comité Central, había incluso roto toda relación personal. Por último, su testamento, en el que recomienda remover a Stalin del cargo de Secretario General y, sobre todo, la posdata agregada al mismo, son pruebas concluyentes de la batalla que Lenin había lanzado contra Stalin y la burocratización del aparato del partido.

13. Sin traducción castellana disponible en la actualidad, hemos realizado especialmente para la edición de este libro una traducción de la versión en inglés de la misma publicada en In defence of the Russian Revolution, selección de escritos de los dirigentes bolcheviques entre 1917 y 1923 realizada por Al Richardson, ver pág. 266.

14. E. H. Carr, Op. cit., pág. 33.

15.León Trotsky, Tesis sobre la industria, abril de 1923.

16. Ver Producción y Revolución, pág. 282.

17. En La Nueva Economía, Preobrazhensky será quien formulará claramente la distinción teórica entre la "acumulación socialista", realizada gracias a los recursos propios del sector socialista (la sobreproducción de los trabajadores empeñados en ese sector) y la "acumulación primitiva socialista", realizada gracias a la apropiación por el sector socialista de una gran parte de la sobreproducción privada.

18. Citado por E. H. Carr, Op. cit., pág. 35.

19. Íbidem, pág. 364-65. También publicada en español en El nuevo curso, Ed. Pasado y Presente.

20. Tampoco es firmante de la Declaración, aunque apoya totalmente sus puntos de vista, Christian Rakovski, quien va a ser uno de los principales dirigentes de la Oposición y compañero de ideas de Trotsky hasta 1934, fecha en la que es empujado a la capitulación por el régimen stalinista.

21. Véase en este mismo volumen las tesis presentadas bajo el título de Burocratismo y revolución, pág. 289.

22. "A menudo se dice que nosotros trabajamos ´casi´ como los alemanes o como los franceses. Yo estoy dispuesto a declararle la guerra santa a este ´casi´. Casi no quiere decir nada... Debemos comparar costos de producción, debemos descubrir cuánto cuesta un par de zapatos aquí y cuánto cuesta en el extranjero, debemos comparar la calidad de los artículos y el tiempo que se necesita para producirlos. Sólo entonces podremos hacer comparaciones con los países extranjeros (...) No debemos quedarnos a la zaga de los demás (...) Nuestra consigna primera y esencial... es la de no quedarnos rezagados. Sí, nos encontramos extraordinariamente rezagados respecto de los países capitalistas avanzados." Citado por Isaac Deutscher, Op. cit., pág. 199-200.

23. León Trotsky, ¿Hacia el capitalismo o hacia el socialismo?, ver pág. 313.

24. Íbidem.

25. En la sesión de abril de 1926 del pleno del Comité Central se plantean coincidencias entre Trotsky y Kamenev sobre las críticas a la resolución económica propuesta por Rikov. Se abrían así las coincidencias para el entendimiento que llevaría poco después a la formación de la Oposición Unificada. En este volumen se incluye el trabajo Enmiendas a la resolución de Rikov, donde están sintetizadas las posiciones de Trotsky al respecto. Ver pág. 359.

26. León Trotsky, The Third International after Lenin (en español, Stalin, el gran organizador de derrotas. La Tercera Internacional después de Lenin, Ed. El Yunque).

27. Presentamos aquí al lector los capítulos centrados en las posiciones económicas de la Oposición tal como aparecen en la Plataforma de la Oposición Conjunta, redactada en julio de 1927 con miras al XV Congreso partidario (ver pág. 368). La Plataforma sólo pudo circular ilegalmente y para la realización del Congreso la Oposición ya había sido derrotada.

28. Las posiciones de Trotsky sobre la revolución china van a ser más claramente expresadas luego de la ruptura con Zinoviev y Kamenev.

29. Ver en esta misma edición Pravda toca la alarma, El Pleno de julio y el peligro de derecha y Qué es la smytchka, págs. 406, 410 y 417 respectivamente.

30. Ver en esta misma edición Notas sobre las cuestiones económicas, pág. 365.

31. Tanto Preobrazhensky como Radek se opusieron al punto de vista sustentado por Trotsky en relación a la revolución china. Precisamente La revolución permanente está escrito por Trotsky en polémica abierta con Radek. Las divergencias con Preobrazhensky sobre este punto se encuentra en una serie de cartas cruzadas a partir de marzo de 1928, poco antes de que éste capitulase ante Stalin. Hay traducción castellana bajo el título de Correspondencia entre Trotsky y Preobrazhensky, incluida en el volumen Trotsky: teoría y práctica de la revolución permanente, compilado por Ernest Mandel, y en los Escritos de León Trotsky (1929), editados por Ed. Pluma.

32. León Trotsky, Nota sobre las cuestiones económicas, 2-5-1926.

33. Término en ruso que puede ser traducido como "lazo", "ligazón", "vínculo" o también "alianza".

34. León Trotsky, Qué es la smytchka, Diciembre de 1928, ver pág. 417.

35. León Trotsky, El duodécimo aniversario de Octubre, 17-10-1929, ver pág. 424.

36. León Trotsky, íbidem.

37. León Trotsky, íbidem.

38. León Trotsky, El nuevo curso de la economía soviética, 13-2-1930, ver pág. 430.

39. Más en general, abarcando el conjunto de los problemas económicos y políticos del momento en lo que hace a la situación de la Unión Soviética, el lector podrá apreciar en Problemas del desarrollo de la URSS, escrito en abril de 1931, uno de los documentos básicos de la Oposición de Izquierda Internacional, una visión global de las conclusiones a las que había llegado Trotsky en esta etapa.Ver pág. 501.

40. León Trotsky, La naturaleza de clase del estado soviético, 1-10-1933, ver pág. 584.

41. Íbidem.

42. Íbidem.

43. Thermidor se utiliza en analogía al mes en el cuál se produjo el golpe que durante la revolución francesa bajó del poder al Comité de Salvación Pública encabezado por Robespierre en 1794.