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Boletín Nº 11 (Febrero 2009)

El desarrollo de la Revolución española y sus perspectivas actuales

El desarrollo de la Revolución española y sus perspectivas actuales

Izquierda Comunista Española

 

Comunismo, Nº 30, noviembre-diciembre de 1933

 

 

No es un secreto para nadie que el curso de los acontecimientos políticos en España ha cambiado fundamentalmente con la disolución de las Cortes Constituyentes, la formación del actual gobierno lerrouxista sin Lerroux y la convocatoria de elecciones. Es más evidente aún que el resultado de las elecciones ha de cambiar la situación en un sentido de acentuación del dominio de las tendencias más reaccionarias. Puede decirse que para la clase trabajadora las actuales elecciones tienen una significación tanto o más fundamental que las celebradas el 12 de abril de 1931. Por si alguna duda existiera, la bandera bajo la cual realizan su propaganda electoral todos los partidos de la burguesía, el antimarxismo, es bastante elocuente. Esto quiere demostrar de una manera inequívoca bajo las consignas que se llevarán a cabo las próximas luchas por la burguesía española.

 

Las tendencias más reaccionarias que esperan dar paso al fascismo se han consolidado en las últimas semanas. Planteando los socialistas meramente en el terreno jurídico y parlamentario su salida del poder, han posibilitado la hegemonía gubernamental de la reacción. Ellos, que en el poder se convirtieron en sus cómplices y que para facilitar los planes de la burguesía no vacilaron en aprobar todas las medidas de coerción contra la clase trabajadora, tienen la máxima responsabilidad en estos avances y en las posiciones tomadas por la reacción. La confederación, la verdadera fuerza revolucionaria que estaba llamada a haber representado el máximo papel en el curso de la revolución, después de haber conducido ésta de fracaso en fracaso, de haber demostrado hasta la saciedad la incapacidad de su dirección anarquista, demuestra una vez más en la práctica no haber aprendido nada de las experiencias. Su campaña abstencionista es un apoyo indirecto a la burguesía republicana. Ante el fascismo, su actitud es puramente negativa, después de objetivamente haber servido los intereses políticos reaccionarios de Lerroux. Jugando con las “particularidades individualistas del pueblo español”, dejan desarrollarse el fascismo y no se preparan a la batalla contra él.

 

El partido comunista, con su táctica del “frente único por la base”, facilita en realidad su propio aislamiento. El “bluff” se sustituye por toda acción revolucionaria eficaz. Con su política actual preparan la derrota de mañana, después de la cual se curarán en salud. No se puede esperar otra cosa de ellos, sabiendo la táctica desarrollada en China, Bulgaria, Estonia, Inglaterra y, finalmente, la más trágica de todas, Alemania. El stalinismo se ha convertido en un verdadero factor de confusión en el campo obrero, que sirve en la práctica para esterilizar toda acción eficaz.

 

El partido socialista, después de haber facilitado los lacayos a la burguesía, paga las consecuencias de su propia traición a los intereses del proletariado. Fortalecida la burguesía, principalmente con el apoyo que para aplastar el movimiento obrero le ha facilitado la socialdemocracia, ha prescindido de sus servicios y emprende contra ellos la ofensiva por ver en su partido la fuerza mejor organizada de la clase trabajadora. Sin embargo, justo es decir que en el seno del socialismo, en la base del mismo, es donde parece existir un mayor deseo de sacar consecuencias prácticas de las últimas enseñanzas, tanto nacionales como internacionales.

 

La situación concreta del panorama político español hace más imprescindible que nunca la formación de un vasto frente único de acción y lucha. Las masas obreras y campesinas de España sienten ardientemente esta necesidad y claman por su realización. En el frente único revolucionario está la verdadera salvación del movimiento obrero español.

 

La Izquierda Comunista, que desde su fundación oficial, que coincidió con el advenimiento de la República, ha venido propugnando la política justa. La modestia de sus medios materiales, su inferioridad numérica, han impedido que su voz y sus consignas tuvieran el eco que merecían en el seno del movimiento español. Con la colaboración de la Oposición Internacional, y con el apoyo valioso de nuestro jefe, el camarada Trotsky, hemos venido señalando la política a realizar en cada etapa. Reiteradamente, y como consigna fundamental, hemos preconizado la necesidad del frente único del proletariado. Ahora más que nunca seremos sus propagandistas más consecuentes.

 

Como anteriormente decimos, en el seno del movimiento socialista se exteriorizan corrientes críticas de los antiguos métodos y deseos de una nueva política de carácter revolucionario. Nuestra organización no puede desconocer estas corrientes, y su obligación es estimularlas, ayudarlas a superar sus errores, alentarlas en el camino de la revolución. Frente al ultimatismo y a la brutalidad irresponsable del estalinismo, nuestra organización, en el terreno de la crítica cordial, intransigente pero no dogmática, está dispuesta a ayudar a la formación de un impulso revolucionario en la nueva generación socialista que se radicaliza y alentará todo intento de delimitación de esta tendencia del viejo reformismo traidor. Pero la oposición sabe muy bien el alcance y los límites que este proceso puede tener. La socialdemocracia, en su conjunto, ha dejado de ser una corriente obrera desde 1914. La concentración de los elementos revolucionarios del movimiento obrero tiene que operarse en una nueva organización, tanto nacional como internacional.

 

Hemos querido en este número, que aparece en pleno período electoral, es decir, en plena actualidad de unas elecciones de extraordinario alcance político, hacer un análisis de la situación y de la política de los diversos grupos. A esto obedecen los artículos que a continuación insertamos.