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Boletín Nº 5 (Diciembre 2003)

Bolivia, la revolución derrotada - Capitulo XII

Bolivia, la revolución derrotada - Capitulo XII

por Liborio Justo "Quebracho"

La Insurreción del 21 de Julio de 1946 y un "sexenio" de violenta y deseperada lucha social: La caída de Villarroel -con quien colaboraba el M.N.R.-, por medio de un movimiento popular urbano, impulsado por el P.I.R., fue aprovechado por la vieja rosca para encaramarse nuevamente en el gobierno con el apoyo de este partido, pero la agitación siguió su curso, buscando siempre una salida revolucionaria, que parecía darle ahora el P.O.R., el cual propició la correcta y famosa tesis de Pulacayo, fracasando, no obstante en hallar al camino para llevarla a la práctica, con lo que dio lugar a que la masa volviera el M.N.R., que parecía haber que quedado definitivamente descartado, pero que se recuperó sobre la base de una lucha intensa y adoptando demagógicamente las consignas del P.O.R.

1. ”La historia ha formulado los hechos en Bolivia – expresó uno de sus escritores – con dramática intermitencia de novela”. Concepto justo que tenía su confirmación en los acontecimientos que se iban sucediendo con intensidad pocas veces alcanzada. Varios levantamientos habían intentado ya derribar a Villarroel, como hemos dicho. Hasta que, por fin, lo lograron por medio de un movimiento popular que produjo una hecatombe política sin precedentes el 21 de julio de 1946, El presidente Villarroel y numerosos de sus colabora- dores fueron asesinados y bárbaramente colgados de los faroles de la plaza Murillo, de La Paz. Motorizados por el P.I.R. y ayudados por la actitud de un miembro del gobierno, el Tte. Coronel Pinto, que, como de costumbre, estaba planeando traicionar al presidente para suplantarlo, la vieja rosca y el imperialismo yanqui encontraron el camino de provocar un movimiento que derribara a Villarroel, poniendo, así, término a la llamada Revolución Nacional del M.N.R., partido que poco antes de la caída del gobierno se vio obligado abandonarlo, culpado de sus desaciertos.

“El objeto del gobierno Villarroel-Paz Estenssoro en su lucha contra el imperialismo – escribió G. Lora – era presionar sobre los Estados Unidos con el fin de conseguir importantes beneficios para la economía nacional y satisfacer las necesidades urgentes del Estado boliviano. Sus propósitos antiimperialistas se expresaban en la movilización de la clase obrera a través de la cual, sea dicho de paso, trató de defenderse contra la amenaza de la feudal-burguesía. El balance de tres años en el Poder demuestra que el gobierno de Villarroel fue menos progresivo que sus predecesores, Toro y Busch. No nacionalizó ninguna rama de la economía, ni obligó a los propietarios de las minas a vender el 100% de sus divisas. La tierra permaneció en manos de sus propietarios” 1.

“Los asesinatos políticos de Challacollo y Chuspipata, el secuestro de Hochschild y el atentado contra J. A. Arze, el jefe pirista – escribe un cronista de las luchas sociales bolivianas – dieron a la reacción el motivo de propaganda y el aliado (el P.I.R.) que necesitaba para organizar la destrucción del régimen de Villarroel”. Y prosigue: “La prensa, la radio y los estudiantes fueron movilizados desde comienzos de Julio de 1940 con vistas a dar un golpe decisivo al régimen ‘nacionalista’. Los fracasos de los golpes de mano intentados el 20 de Noviembre de 1945 y el 15 de Mayo y el 13 de Junio de 1946 le mostraron a la ‘rosca’ que el camino no podía ser otro que la movilización de las masas... En la primera quincena de Julio de 1940 estallaba una huelga de maestros demandando reajuste de sueldos y reconocimiento de sus derechos sindicales. El movimiento fue secundado inmediatamente por los estudiantes secundarios, a los que más tarde se habrían de agregar los universitarios. Lo sorprendente de ese movimiento huelguístico fue el “desinteresado” apoyo que le prestaron desde sus orígenes la prensa, el comercio y la “gente bien”.

“Las manifestaciones callejeras fueron tomando un rasgo de violencia cada día más acentuado. La muerte de un manifestante en uno de los tantos choques con la policía, dio a los conspiradores la bandera que buscaban. Ormachea Zalles (rector de la Universidad) apareció como la cabeza visible de la conspiración, pero tras él se ocultaban las fuerzas reaccionarias de la “baronía del estaño”. El 18 de Julio eran asaltados los mercados so pretexto de escasez y altos precios. Varios “varitas’” eran asesinados y mutilados por la chusma enardecida por la prédica y el alcohol. Los agentes provocadores daban así el campanazo sobre lo que pensaban hacer más tarde. El ministro de Gobierno (Tte. Coronel Pinto), seducido por la promesa de Ormachea de que él sería llevado a la Presidencia en reemplazo de Villarroel, decidió traicionar a su jefe y hermano de logia.

“El 21 de Julio se puso en práctica un bien premeditado plan de ataque. La Municipalidad, el Departamento de Tránsito y el Arsenal eran asaltados por la multitud, que logró vencer toda resistencia y apoderarse de las armas. Así rearmada la masa se dirigió al asalto del regimiento “Calama” y del Palacio Quemado. A la una de la tarde caía en su poder el Palacio. El ejército había abandonado a su Jefe, después de haberlo forzado a apartarse de sus colaboradores civiles. La chusma enfurecida y alcoholizada penetró hasta el despacho presidencial, en donde un balazo disparado a quemarropa puso fin a los días de Villarroel. A continuación sus colaboradores y el propio Presidente eran bestialmente masacrados por el populacho y sus cuerpos colgados de los faroles de la Plaza Murillo” 2.

Una sensación de horror acompañó al hecho por todo el continente, mientras Bolivia proseguía su existencia social dentro de la tradición de violencia inaudita que la distinguía.

¿Fue realmente popular el movimiento del 21 de Julio de 1946? No hay duda que lo fue. Aunque iniciado por la pequeña burguesía, que había hecho un símbolo del mismo quitarse la corbata 3, logró abarcar masas cada vez mayores, hasta alcanzar al proletariado urbano, influenciado por el stalinismo. Sobre esa base se organizaron los llamados “comités tripartitos”, de predominio pequeño burgués. Fue la intensidad de la propaganda adversa a Villarroel y la incapacidad de éste de satisfacer realmente las exigencias de la masa popular, fuera de algunos paliativos y muchas promesas, lo que lanzó en su contra a aquellos que, finalmente, llegaban a la conclusión de que se veían defraudados. Y culminaron intensos días de combates callejeros con una terminante victoria.

“De lo que se trató durante esta semana decisiva – escribe un político y periodista argentino ya citado, cuyo libro, escrito en el lugar y sobre los mismos acontecimientos, aunque en parte no los interpretara correctamente, resulta hoy invalorable para juzgarlos – no fue precisamente de una revolución sino de una insurrección popular de vastas proporciones. Se puede afirmar que en América no se vio nunca sucesos de tamaña magnitud. Pero siempre dentro de la concepción de ‘insurrección popular’. Una revolución implica un programa definido y concreto de transformaciones económicas, políticas y sociales. Implica una dirección certera y propósitos concretos alrededor de los cuales se nuclean y determinan las distintas clases sociales. En Bolivia, y especialmente, en La Paz, centro de los acontecimientos, no se comprobó esto. La revolución, para nosotros, comienza recién ahora. La insurrección popular ha abierto el cauce para la revolución” 4.

La Confederación Sindical de Trabajadores Bolivianos, inspirada por el stalinismo, lanzó manifiestos que decían: “Al asaltar el poder Villarroel prometió al campesinado la reforma agraria y la devolución de sus tierras.

Convocó con toda la aparatosidad que emplea comúnmente el nazismo, un Congreso Indígena para masacrar más tarde, en Las Canchas, a los campesinos. Villarroel, secundado por la Logia “Mariscal Santa Cruz”, y por sus lacayos movimientistas, prometieron nacionalizar las minas y los ferrocarriles; aumentar los salarios y elevar el standard de vida de las clases laboriosas en general. ¿Qué hemos visto de todo esto hasta el presente? Traición en toda la línea...” “Frente a este horripilante estado de cosas destacamos el hecho de que la Universidad Mayor de San Andrés, ha cumplido honrosamente el pacto tripartito de universitarios, obreros y maestros y ahora, en trance de angustia para toda la nacionalidad, espera que los trabajadores de Bolivia demuestren mediante su apoyo material, que ellos también están animados del mismo sentimiento de afecto y solidaridad con el estudiantado.

“Camaradas trabajadores: Es necesario pues acabar de una vez por todas con el estado de cosas reinante en el país. Es necesario que, para sumarnos a la huelga de maestros, obreros y estudiantes de toda la república, desconozcáis a las directivas traidoras de vuestros sindicatos dirigidos, procedáis a solidarizaros con el justo movimiento de liberación nacional que hemos iniciado a raíz de la última masacre de niños y que sólo acabará con la total expulsión del maldito nazifascismo del suelo patrio. Muerte a los tiranos. Viva Bolivia democrática” 5.

Pero, como bien lo hace notar el autor que estamos siguiendo, “la clase trabajadora no participó desde el comienzo en la insurrección. Simpatizó con los que se oponían y luchaban contra el gobierno, se mantuvo casi ajena a los sucesos. Algunos dirigentes sí participaron... Pero no lograron arrastrar a los trabajadores desde los primeros instantes. Luego, la clase obrera, superando a sus propios líderes, bajó al terreno de la acción y llevó mucho más lejos que nadie hubiera podido suponer que irían los acontecimientos.”6

Porque finalmente, “todos, hombres, mujeres y niños, se han arrojado a las calles. Una alucinada esperanza los empuja con creciente ritmo de fiebre. Ha desaparecido completamente el miedo... No hay una dirección central. No hay siquiera dirigentes conocidos. Es el hombre común, el ciudadano cualquiera, el que asume, cuando el caso llega, el comando de un grupo...”

“Así concluyó la resistencia del ‘Calama’. Así concluyó, también, con ella, la última resistencia organizada en La Paz. La ciudad está, en manos del pueblo. Sesenta mil fusiles tienen los insurrectos. Tienen también quinientas ametralladoras pesadas; más de dos mil ametralladoras livianas y un número no comprobado de pistolas-ametralladoras y otras armas. Tanques y cañones están, asimismo, en poder de las masas. Se domina la ciudad más importante de la nación. La nación, en su cabeza, se encuentra dominada... Obreros organizan milicias para asegurar el orden. También organizan milicias los universitarios... Milicias obreras y estudiantiles actúan. Barrio por barrio silencian los focos de agresión...Una lucha en la que murieron más de dos mil seres humanos”. “Las fuerzas de represión del estado, llamadas siempre ‘fuerzas del orden público’, desaparecieron. El pueblo, en cambio, es una fuerza armada”. Y termina: “La más profunda y popular insurrección de toda la historia americana” 7.

En medio de la lucha, se difunden proclamas que expresan el verdadero sentir del proletariado: “No es la entrega de la presidencia a otro militarote la que resolverá nuestra situación de parias, ni tampoco borrará la sangre derramada... La camarilla de nazi-falangistas encaramados en el poder nos prometió mejoras económicas, libertad de prensa, libertad de sindicalización, libertad de pedir un poco más de pan. En vez de mejoras económicas, la vida ha encarecido; en lugar de libertad de prensa se masacra a los periodistas; en vez de libertad sindical la intervención oficial la ha anulado, confinando y masacrando a dirigentes obreros...¿Qué nos queda en este estado de cosas? Derribar la burguesía criminal que detenta el poder. Oponerse enérgicamente a la subida de nuevos criminales que, agazapados, esperan la oportunidad de adueñarse del gobierno. Estos oportunistas que también masacraron a los obreros de Catavi y hundieron al país en la más espantosa miseria, son conocidos ya por el pueblo. Los trabajadores con conciencia de clase no sólo aspiramos a un cambio simple de gobierno; no queremos servir de escalera a los explotadores burgueses de distintos colores políticos. No camaradas. Nosotros que- remos un gobierno con representantes netamente salidos del pueblo... Todos los obreros concientes que saben defender su clase deben unirse, darse la mano, luchar enérgicamente para alcanzar este objetivo a que aspira toda la clase trabajadora. Nuestras consignas de clase revolucionaria son: Escala móvil de horas de trabajo; escala móvil de salarios; bloque obrero que haga frente a la unidad explotadora. Como consecuencia de la burguesía conservadora nace la clase proletaria a cumplir su misión histórica. La historia la llama como la única clase verazmente revolucionaria para resolver los problemas económicos que la burguesía degenerada ya no puede solucionar. Formemos una nueva sociedad socialista donde todos los oprimidos tengamos cabida, donde no haya clases explotadoras que vivan con el sudor de nuestras frentes; no más gobiernos burgueses, no más asesinos, no más hambre. ¡Por la emancipación económica! ¡Viva la sociedad socialista! Comité Revolucionario de Obreros Fabriles”, La Paz, julio 21 de 1946” 8.

Se ve claramente en esa proclama la influencia trotskysta, sobre una terminología algo anarquista, pero que expresaba el deseo de liberación de la masa, junto con el temor del retorno al poder de la vieja Rosca. El mismo temor que revela esta otra proclama del “Comité Obrero Revolucionario”, fechado en La Paz, el 22 de julio de 1946: “La caída de la camarilla nazi-fascista de Villarroel-Paz Estenssoro marca la epopeya más grandiosa de la lucha de clases puesta de manifiesto en las grandes jornadas del 18 al 21 de Julio, demostrando hasta qué punto pueden luchar las clases oprimidas por conquistar su libertad. Mas, la sangre proletaria vertida a torrentes no deberá servir para el encumbramiento en el poder de una clase depravada y monstruosa que se nutrió de nuestras vidas para edificar una civilización basada en ignominiosa esclavitud. Todos los trabajadores de Bolivia tenemos que unirnos para defender con las armas nuestros intereses históricos e imponer en el momento actual las reivindicaciones económicas sociales y la libertad política que nos dignifique como seres humanos. Las fuerzas políticas de la reacción, coaligadas, y sus sirvientes, están amalgamándose más para encaramarse en el poder con el afán de asumir al proletariado boliviano en un oscurantismo despótico acaso más feroz que el de los monstruos ya colgados. El proletariado no debe dejarse engañar por los masacradores de Catavi, que al igual que los asesinos del M.N.R., son hermanos de clase de los oportunistas pseudo-izquierdistas que apelan al colaboracionismo de clases para entregarnos maniatados a la voracidad de sus amos... El proletariado no debe marchar en esta hora con ningún partido político de extracción burguesa, porque el advenimiento de un gobierno al servicio de la burguesía y del imperialismo, lleva en sí la seguridad de devenir en fascismo, cualquiera que sea el nombre que adopte. De hoy en adelante los trabajadores unidos y armados luchamos para instaurar la asamblea del pueblo, único medio para defender el grandioso levantamiento, con el fin de beneficiar a las grandes mayorías oprimidas de la Nación. ¡Abajo la criminal burguesía y sus sirvientes! ¡Mueran los masacradores del pueblo ¡Viva la asamblea popular!” 9.

Sin embargo, como continua escribiendo E. Rey, “el descontento no se concreta en ningún programa”.

“El pueblo realizó la insurrección – agrega – pero, por falta de un programa claro, de orientaciones precisas y de dirección seria y responsable, no pudo llevar hasta sus últimas consecuencias el triunfo obtenido. Entregó el gobierno a gente que puede devolverlo a la “rosca” y al imperialismo y que seguramente lo devolverá si una revolución no impone el cambio de las estructuras fundamentales en lo económico y en lo social”. Y, sobre la base de la existencia de las milicias ciudadanas y de los Comités Tripartitos, hasta llegar a hablar del establecimiento de la dualidad de poderes, a pesar de la existencia, prácticamente intactos, del Ejército y de la Policía burguesas, que con poco o nada participaron en la lucha. Respecto a los mencionados Comités, escribe que sus miembros procuran conservarlos con todos sus poderes y con todas sus fuerzas, para cuando se presente la oportunidad. Precisamente por eso – dice – y desde el frente, se hace fuego graneado en contra de este Comité por estimar “que sus funciones han concluido desde el mismo instante en que concluyó la insurrección”. Sus propios jefes expresaban: “El Comité Tripartito de la Revolución seguirá existiendo. No ha cumplido su misión. Su misión no es como algunos creen, elevar al cargo de Ministros a algunos hombres o derribar simplemente un gobierno para que suba otro; su misión es más trascendente: tiene que ser custodio de la revolución. Tiene que cuidar que los grandes cambios sociales y económicos se efectúen en Bolivia... Es nuestro deber para con la clase trabajadora, para con Bolivia y para con América. Es deber que surge también del sacrificio que muchos anónimos luchadores que han muerto para algo más grande y permanente que un mero cambio de hombres y de gobierno” 10.

En tanto “en ”las oficinas de los grandes potentados del estaño trabajan sin pausa. Febrilmente se tejen planes y se establecen contratos. Los gamonales levantan la cabeza...Las viejas fuerzas preparan en silencio la defensa de sus intereses”... “El poder naciente comienza a tomar formas. El Comité Tripartito Revolucionario integrado por estudiantes, obreros y maestros, centraliza la potestad administrativa. Por su iniciativa se designa al presidente de la Corte de Justicia de La Paz, como presidente de una Junta de Gobierno” 11.

Este debía ser el primer paso hacia la entrega, pues, pronto las milicias armadas debían desaparecer y los Comités Tripartitos ser disueltos, como inaceptables, aún dentro de su relativa peligrosidad. Mientras tanto, el ejército y la policía burgueses respaldaban al nuevo gobierno en el cual, por iniciativa del P.I.R. se proporcionaba así, a la vieja rosca y al imperialismo yanqui, en bandeja de plata, las llaves del poder. En el nuevo Ministerio ese Partido se reservaba para sí algunas carteras, entre ellas, la del Trabajo, para poder controlar y contrarrestar mejor la actividad revolucionaria del proletariado, sirviendo de máscara a las fuerzas antiobreras. Y el pueblo se vio obligado a volver a ponerse la corbata.

2. De este modo se traicionó ese heroico movimiento popular del mes de Julio de 1946. “Sería erróneo negar que en las ciudades una efectiva movilización popular (fabriles, ferroviarios, estudiantes, maestros y, en general, todo grupo social donde el stalinismo había logrado penetrar) desembocó en el levantamiento del 21 de Julio... Los sectores más amplios y empobrecidos de la clase media (maestros y estudiantes), los proletarios y artesanos luchaban sinceramente, aunque siguiendo un falso camino, contra la rosca feudal burguesa; pero al prestar su apoyo militante al stalinismo volvían a caer, sin tener la, menor idea de lo que estaba ocurriendo, en las garras de su odiado enemigo. La maniobra siniestra, elaborada y ejecutada a espaldas de las masas, constituyó una de las más grandes traiciones a los intereses populares y nacionales. Así los discípulos de Stalin debutan cínicamente como capangas de la Rosca. ¿Una particularidad boliviana? De ninguna manera. El stalinismo boliviano se ajustaba fácilmente a la línea impartida desde Moscú 12.

“Por sus objetivos y por sus realizaciones – agrega – el 21 de Julio de 1946 se operó un levantamiento contrarrevolucionario, a pesar de que se apoyó en la movilización masiva de ciertos sectores populares, El control político del movimiento, de manera absoluta, estuvo en manos de la Rosca, que actuó por medio de sus propios partidos, de la masonería, amo virtual de la situación y colocada por encima de todas las divergencias políticas de su clase, y del stalinismo, que fue el eje de las operaciones callejeras y el que imprimió cierto carácter popular al movimiento. Sin el P.I.R. absolutamente sometido a la Rosca, no habría sido posible el 21 de Julio, por lo menos con las características con las que se ha producido... La participación del stalinismo en la Junta de Gobierno y en el llamado Gabinete de Unificación Nacional no fue suficiente para imprimir a esos regímenes una orientación de izquierda; al contrario, el P.I.R. sirvió como instrumento de una política antiobrera y antinacional” 13.

¿Qué Partido podría, en tales cruciales circunstancias iluminar a la masa popular y conducirla por el camino de su liberación? Derribado del poder del M.N.R. por inefectivo, colocado el P.I.R. al servicio de intereses pro soviéticos y antibolivianos que lo hacían un instrumento de la rosca y del imperialismo, sólo quedaba el P.O.R., hacia el que comenzó a orientarse aquella masa y que, como vimos anteriormente, había obtenido un notorio triunfo en el último Congreso Minero. Pero todavía, para esos días, “el P.O.R., vanguardia del proletariado, por su programa y por su proyección histórica – escribió G. Lora – daba sus primeros pasos buscando penetrar en las masas justamente en los centros mineros, y carecía virtualmente de significación en las ciudades y en los medios estudiantiles y docentes” 14.

Tal era el cuadro en los días subsiguientes a la insurrección del 21 de Julio de 1946, de la que no participaron los obreros mineros, que aún no se habían desengañado totalmente con Villarroel, y al que aspiraban a vengar, planeando un ataque a La Paz, que no alcanzó a realizarse, Podemos completar ese cuadro añadiendo las opiniones de algunos líderes políticos significativos de ese momento, que nos situarán con claridad en el mismo, según expresiones recogidas oportunamente por Esteban Rey.

“Entre los partidos políticos que actualmente actúan en Bolivia – escribió – el P.I.R. (Partido de Izquierda Revolucionaria) ocupa una posición de primer rango... Es hoy un partido de masas en Bolivia... El grupo más numeroso y fuerte dentro del P.I.R. es el integrado por los comunistas... las opiniones de José Antonio Arze que transcribimos, son, pues, del P.l.R.: ‘Resulta absurdo atribuir a nuestra revolución influencias imperialistas o de la ’rosca’. Ha sido por el contrario, eminentemente popular, y, sin negar la participación de otras fuerzas, debo decir que el P.I.R. motorizó virtualmente la resistencia contra Villarroel y, lógicamente, también, sus consecuencias insurreccionales... Apoyamos incondicionalmente a la Junta de Gobierno en el entendido que presidirá elecciones libres... El P.I.R. auspicia medidas más rápidas contra el M.N.R. Desea asimismo el P.I.R. que se consolide la unidad sindical, formándose una sola central que agrupe a todos los trabajadores de Bolivia, especialmente a los afiliados a las tres centrales más poderosas, la C.S.T.B. (fabriles y manuales), la F.S.M. (mineros) y los ferroviarios. Queremos también que esta unidad alcance a los trabajadores del campo y se laborará, para que las formas feudales que tienen aún vigencia entre las explotaciones campesinas sean substituidas mediante la gradual aplicación de un plan científico de industrialización agraria... Mantendremos nuestras buenas relaciones con los Estados Unidos sobre la base de la doctrina de la ’Buena Vecindad’ sostenida por el presidente Roosevelt... El Frente Democrático [con los viejos partidos oligárquicos] debe subsistir pues resulta la expresión orgánica de una posición principista, cual es la de la Unidad Nacional para la realización de la revolución democrático-burguesa que nosotros, los piristas, propugnamos para la Bolivia presente’. Su opinión es la de su Partido. Para confirmar esto – añade E. Rey – en el lugar de la entrevista se encontraban presentes desde el segundo jefe, Dr. Anaya, hasta algunos militantes de base. Todos a uno aprobaron lo que Arze dijo” 15.

Luego habla el nuevo Ministro de Trabajo, A. Ortega Aramayo, representante de la Confederación Sindical de Trabajadores (stalinistas) y del P.I.R., quien también niega la participación de argentes del imperialismo o de la rosca en la insurrección. Pero está preocupado por la actitud rebelde de los mineros, y, al respecto, dice: “Ahora está surgiendo un movimiento al que observamos atentamente para ponerle coto: el P.O.R. (Partido Obrero Revolucionario) que proclama lo necesidad de socializar las minas y de realizar una revolución social que lleve al poder a los obreros y a los campesinos. Este partido habla también de destruir el régimen capitalista y burgués. Por ahora son pocos, pero se mueven mucho y han logrado ciertas bases obreras en las zonas del estaño.

“– ¿Usted no cree lo mismo que ellos?

“– En manera alguna. Yo creo como mi partido, el P.I.R. que hay que trabajar ahora por una Bolivia democrática-burguesa, por una Bolivia progresista y luego, paulatinamente, se llegará dentro de unos veinte años al socialismo y dentro de unos cincuenta o cien a la dictadura del proletariado...16.

Por último, aparece un representante del P.O.R. “Miguel Alandia Pantoia en pintor... – dice Rev –. Trabaja ahora en una composición que ha denominado “Dictadura capitalista, último acto” y que han adquirido los obreros del Sindicato de Catavi... Milita en el P.O.R. (Partido Obrero Revolucionario), sección boliviana de la IV Internacional (trotskysta). Este partido ha surgido repentinamente en el escenario político del altiplano. Se creía, hasta poco antes de la insurrección de Julio, que se trataba de un pequeño grupo de intelectuales y universitarios sin contactos con la masa y aislados de los trabajadores. Desde el III Congreso Minero esta creencia fue substituida por un general sentimiento de sorpresa al comprobarse que muchos delegados obreros suscribían y sostenían sus posiciones de extrema izquierda. Ahora persiguen con fanática obstinación, una revolución social proletaria que lleve a la clase trabajadora para destruir al capitalismo y edificar en su lugar una sociedad socialista.

“Sí, somos pocos, es cierto; pero trabajamos a favor de las corrientes históricas más poderosas y progresivas de todos los tiempos, teniendo por esta conciencia, la seguridad de nuestra inevitable victoria. Sabemos lo que queremos: un cambio de régimen social, no solo una cambio de gobierno, y sabemos también que fuerzas son las capaces de realizarlo en el presente: el proletariado como abanderado y acaudillando a todas las demás clases explotadas y oprimidas de la sociedad.

“–¿Creen ustedes que esta revolución es posible en Bolivia?

“– Perfectamente posible.

“– ¿Creen entonces ustedes en el socialismo en un solo país?

“– En absoluto no; estimamos contrariamente que la revolución en Bolivia será solamente el prólogo, y nada más que eso, de la revolución en América Latina. Mas todavía: esta revolución proletaria que conducirá a la clase trabajadora al poder no ha de estabilizarse sino a través de un estrecha alianza de los obreros latino-americanos con los trabajadores de los Estados Unidos. Únicamente sobre la base de una revolución generalizada a Latinoamérica y apoyada por la clase obrera norteamericana, puede desarrollarse positivamente en un sentido socialista nuestra revolución en Bolivia”17.

3 – “La caída de Villarroel no detuvo el ascenso revolucionario de las masas – escribió G. Lora – por cl contrario, lo estimuló mucho y le dio nuevas formas...” “El ascenso revolucionario alcanzó su punto culminante en el Congreso de Mineros celebrado en Pulacayo, en Noviembre de 1946, convocado extraordinariamente para fijar la orientación de la Federación. En esta época se vivía en pleno ambiente revolucionario; los mineros atacaban a la patronal y a ‘su’ gobierno, que se retiraba ante ellos, hacían prevalecer sus demandas, tenían absoluta confianza en su fuerza y su organización; se consideraban más fuertes con la reacción, estaban seguros de realizar todo, incluso la revolución... De un salto, los mineros se habían colocado en la primera fila de las masas revolucionarias bolivianas, mientras en las ciudades el proletariado se esforzaba, por romper el dogal de los Comités tripartitos controlados por la dirección pequeño burguesa. El grueso de la masa llegó a establecer una unión con la Federación de Mineros y se mostró dispuesto a seguir su dirección. Estos acontecimientos grandiosos se producían en una situación en que la vanguardia revolucionaria era todavía débil. Pues así como una organización sindical – la Federación de Mineros – tuvo que asumir tareas propias de un partido revolucionario... ” “La ‘Tesis de Pulacayo’, adoptada por unanimidad, constituía un programa de revolución proletaria a cuyo alrededor comenzaron a reagruparse los obreros de toda Bolivia” 18.

Esa Tesis, la máxima conquista teórica lograda, hasta entonces, por el proletariado de la América Latina, fue aprobada sobre la base del proyecto presentado por al delegación de Llallagua y se debió a la inspiración del dirigente del P.O.R., Guillermo Lora.

En sus partes fundamentales, decía:

1. “El proletariado, aún en Bolvia constituye la clase nacional revolucionaria por excelencia. Los trabajadores de las minas, el sector más avanzado y combativo del proletariado nacional definen el sentido de la lucha de la F.S.T.M.B.

2. Bolivia es un país capitalista atrasado. Dentro de la amalgama de los mas diversos estadios de evolución económica, predomina la explotación capitalista, y las otras formaciones económico-sociales constituyen herencia de nuestro pasado histórico. De esta evidencia arranca el predominio del proletariado en la política nacional... 4 – La particularidad boliviana consiste en que no se ha presentado en el escenario político una burguesía capaz de liquidar el latifundio y otras formaciones económicas precapitalistas; de realizar la unificación nacional y la liberación del yugo imperialista. Tales tareas burguesas no cumplidas son los objetivos de la revolución democrática-burguesa que inaplazablemente debe realizarse. Los problemas centrales los países semi-colonizados son: la revolución agraria, es decir, la liquidación de la herencia feudal, y la independencia nacional, es decir, el sacudimiento del yugo imperialista. Tareas que están estrechamente ligadas, la una a la otra... – 7 ... El proletariado se caracteriza por tener la fuerza suficiente para realizar sus propios objetivos e incluso los ajenos. Su enorme peso específico en la política está determinado por el lugar que ocupa en el proceso de la producción y no por su escaso número. El eje económico de la vida nacional será también el eje político de la futura revolución. El movimiento minero boliviano es uno de los más avanzados de la América latina. El reformismo argumenta que no puede darse en el país un movimiento social más adelantado. Tal concepción mecanicista de la relación entre la perfección de las maquinarias y la conciencia política de las masas, ha sido desmentida innumerables veces por la historia. El proletariado boliviano por su extraña juventud e incomparable vigor, por haber permanecido casi virgen en el aspecto político, por no tener tradiciones de parlamentarismo y colaboracionismo clasista y, en fin, por actuar en un país en el que la lucha de clases adquiere extrema beligerancia, decimos que por eso el proletariado boliviano ha podido convertirse en uno de los mas revolucionarios”.

Respecto al “tipo de revolución que debe realizarse” en Bolivia, decía:

1. "Los trabajadores del subsuelo no insinuamos que debe pasarse por alto la etapa demo-burguesa: la lucha por elementales garantías democráticas y por la revolución agraria anti-imperialista. Tampoco negamos la existencia de la pequeña burguesía, sobre todo los campesinos y artesanos. Señalamos que la revolución demo-burguesa, si no se la quiere estrangular, debe convertirse sólo en una fase de la Revolución Proletaria. Mienten aquellos que nos señalan como propugnadores de una inmediata revolución socialista en Bolivia; bien sabemos que para ello no existen condiciones objetivas. Dejamos claramente sentado que la revolución será democrático-burguesa por sus objetivos, y sólo un episodio de la Revolución Proletaria por la clase social que la acaudillará. La Revolución Proletaria en Bolivia no quiere decir excluir a las otras capas explotadas de la nación, sino alianza revolucionaria del proletariado con los campesinos, los artesanos y otros sectores de la pequeña burguesía. La dictadura del Proletariado es una proyección estatal de dicha alianza. La consigna de Revolución y Dictaduras Proletarias ponen en claro el hecho de que será la clase trabajadora el núcleo director de dicha transformación y de dicho estado. Lo contrario, sostener que la revolución democrático-burguesa, por tal, será realizada por sectores “progresistas” de la burguesía y que el futuro estado encarnará en un gobierno de unidad y concordia nacionales, pone de manifiesto la intención firme de estrangular el movimiento revolucionario en el marco de la democracia burguesa. Los trabajadores una vez en el poder, no podrán detenerse indefinidamente en los límites demo-burgueses y se verán obligados, cada día en mayor medida a dar cortes siempre más profundos en el régimen de la propiedad privada, de este modo la revolución adquirirá carácter permanente. Los trabajadores mineros denunciamos ante los explotados, a quienes pretenden sustituir la Revolución Proletaria con asonadas palaciegas fomentadas por los diversos sectores de la feudal-burguesía”.

En lo que se refiere a la “lucha contra el colaboracionismo clasista”, expresaba:

1. "Todo intento de colaboración con nuestros verdugos, todo intento de concesión al enemigo en nuestra lucha, no es nada menos que una entrega de los trabajadores a la burguesía. La colaboración de clases quiere decir renunciamiento de nuestros objetivos... No podemos pensar en un entendimiento con los sojuzgadores porque el programa de reivindicaciones transitorias lo subordinamos a la Revolución Proletaria. No somos reformistas, aunque entregamos a los trabajadores la plataforma más avanzada de reivindicaciones; somos, sobre todo revolucionarios, porque nos dirigimos a transformar la estructura misma de la sociedad.

2. Rechazamos las ilusiones pequeño- burguesas de solucionar el problema obrero dejándolo en manos del Estado o de otras instituciones que tienen la esperanza de pagar por organismos equidistantes de las clases en lucha... 4 – La realización de nuestro programa de reivindicaciones transitorias que puede llevarnos a la Revolución Proletaria, está subordinada siempre a la lucha de clases. Estamos orgullosos de ser los más intransigentes cuando se habla de compromisos con los patronos. Por esto es una tarea central luchar y destrozar a los reformistas que pregonan la colaboración clasista, a los que aconsejan apretarse los cinturones en aras de la llamada salvación nacional. Cuando existe hambre y opresión y opresión de los obreras, no puede haber grandeza nacional: eso se llama miseria y decrepitud nacional”.

Respecto a la “lucha contra el imperialismo”, decía:

1. "Para los trabajadores mineros lucha de clases quiere decir, sobre todo, lucha contra los grandes mineros, es decir, contra un sector del imperialismo yanqui que nos oprime. La liberación de los explotados está subordinada a la lucha contra el imperialismo... 3 – ... La política imperialista no puede menos que ser de opresión y rapiña, de incesante expansión y de conversión del estado en un dócil instrumento en manos de los explotadores, La llamada política de buena vecindad, panamericanismo, etc., no son sino disfraces que utiliza el imperialismo yanqui y la feudal burguesía criolla para engañar a los pueblos de Latino América. El sistema de consulta diplomática recíproca, la creación de instituciones bancarias internacionales con dinero de los países oprimidos, la concesión de bases militares estratégicas, los contratos leoninas sobre venta de materias primas, etc., son diversas formas de la entrega de los países sudamericanos por sus gobernantes... Los yanquis no se conforman con señalar el destino do las composiciones ministeriales; van más lejos: han tomado para sí la tarea de orientar la actividad policial de los países semi-coloniales, no otra cosa significa la anunciada lucha contra los revolucionarios antiimperialistas”.

En relación con “la F.S.T.M.B. (Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia) y la situación actual ”establecía que “los ministros ‘obreros’ no cambian la estructura de los gobiernos burgueses. Mientras el Estado defienda a la sociedad capitalista, los ministros ‘obreros’, se convierten en vulgares proxenetas de la burguesía... La burguesía idea a los ministros ‘obreros’ para poder engañar mejor a los trabajadores, para conseguir que los explotados abandonen sus propios medios de lucha y se entreguen en cuerpo y alma a la tutela del ministro ‘obrero’ ”.

Y el “programa de reivindicaciones transitorias” incluía: 1 – Salario básico vital y escala móvil de salarios; 2 – Semana de 40 horas de trabajos y escala móvil de horas de trabajo; 3 – Ocupación de minas; 4 – Contrato colectivo; 5- La independencia sindical; 6 – Control obrero en las minas; 7 – Armamento para los trabajadores; 8 – Bolsa pro huelga; 9 – Reglamentación de la supresión de pulperías baratas; 10 – Supresión del trabajo a contrato. Por último, bajo el título “a la consigna burguesa de la unidad nacional opongamos el frente único proletario”, terminaba: “Somos soldados de la lucha de clases... La expresión más cínica de la negación de la lucha de clases de entrega de los oprimidos a sus verdugos, del punto culminante de la degeneración de los frentes populares, es la llamada ‘unidad nacional’. Esa consigna burguesa ha sido lanzada por boca de los reformistas, ‘Unidad nacional’ significa unidad de los burgueses con sus sirvientes para poder maniatar a los trabajadores. ‘Unidad nacional’ significa derrota de explotados y victoria de la ‘rosca’. No podemos hablar de ‘unidad nacional’ cuando la nación está dividida en clases sociales empeñadas en una guerra a muerte. Mientras exista el régimen de la propiedad privada sólo los traidores o los agentes del imperialismo pueden atreverse a hablar de ‘unidad nacional’. A la consigna burguesa de ‘unidad nacional, oponemos el Frente Único Proletario”. Y auspiciaba la formación de una “central obrera”, finalizando: “La colaboración revolucionaria de mineros y campesinos es una tarea central de la FSTMB. Tal colaboración es la clase de la revolución futura” 19.

La Tesis de Pulacayo constituyó una verdadera conquista para el proletariado minero de Bolivia, que se colocaba así, ideológicamente, a la cabeza del proletariado de toda, la América lotina. Su programa, además, había de lograr profunda repercusión en las clases dirigentes bolivianas que se vieron directamente amenazadas. “La Tesis de Pulacayo por su importancia programática – escribió un comentarista del movimiento obrero del Altiplano que hemos venido citando – por su rol orientador y por su profundo sentido revolucionario, despertó la furia de la oligarquía. Cada uno de sus puntos fue objeto de las más burdas y arbitrarias tergiversaciones... la Tesis de Pulacayo aterrorizó a la oligarquía” 20. Para combatir el programa revolucionario de la F.S.T.M.B., que ponía en peligro sus prerrogativas, esa oligarquía había de tener, sin embargo, un valioso instrumento: el P.I.R. stalinista.

4. “Las próximas elecciones – expresaba la Tesis de Pulacayo – darán como resultado un gobierno al servicio de los grandes mineros, por algo será el producto de elecciones que nada tienen de democráticas. La mayoría de la población, los indígenas y un enorme porcentaje del proletariado, por las enormes dificultades que opone la Ley Electoral y por ser analfabetos, están imposibilitados de concurrir a las urnas electorales. No nos hacemos ninguna ilusión en las luchas electorales. Los obreros no llegaremos al poder por obra de la papeleta electoral: llegaremos por obra de la revolución social 21.

Tales elecciones, convocadas por la Junta Provisional, encabezados por el presidente de la Suprema Corte, Tomás Monje Gutiérrez, se realizaron en enero de 1947, habiéndose presentado dos candidatos: Enrique Hertzog, por el Partido de la Unión Republicana Socialista (P.U.R.S.) y Luis Fernando Guachalla, por el Partido Liberal y el P.I.R. Ambos representaban los crudos intereses de la oligarquía, y no tenían mayores divergencias entre si. Para demostrarlo, “la mañana misma de las elecciones... los candidatos se fotografiaron flanqueando la seca y sonriente figura de Carlos V. Aramayo”22

Triunfó el primero por escasos 400 votos sobre un total de 40.000 en toda la República, e integró su Ministerio con dos miembros del P.I.R., entre ellos el Ministro de Trabajo, Alfredo Mendizábal, militante stalinista, que hemos mencionado ya con motivo de un Congreso en 1929 del P.C., y que resultó invalorable para llevar la ofensiva contra el proletariado revolucionario, especialmente contra la Tesis de Pulacayo, que “era objeto de furiosos ataques por parte de los piristas y del gobierno” 23. También el nuevo presidente había de orlarse de “progresista” llevando como su secretario privado nada menos que a Gustavo Navarro (Tristán Marof), que venía a terminar así su carrera política en la forma más lamentable 24. Era público y notorio que la candidatura de Hertzog había sido apoyada y financiada por Patiño. Como resultado final, pues, de la revolución popular libertadora’, fomentada y conducida por el stalinismo, la vieja “rosca” volvía a instalarse en el Palacio Quemado 25. Frente a tal situación sólo quedaban dos partidos opositores: el M.N.R. que parecía definitivamente liquidado, no obstante sus declaraciones de “¡volveremos!”, y de haber obtenido sólo 13,000 votos en aquellas elecciones, y el P.O.R.

Para la masa trabajadora, el P.O.R. era en ese momento la salida que anhelaba y que había estado buscando al golpear infructuosamente, una tras otra, en todas las puertas de los partidos que se presentaban como revolucionarios. “El P.O.R. – escribió G. Lora – ha fluctuado constantemente desde una posición de completo aislamiento de la clase trabajadora – consecuencia última de las características del P.O.R. de 1934 – al extremo opuesto de confundir al Partido con toda la clase, con sus organizaciones sindicales... De secta ignorada por el proletariado y que, a su turno, se daba el placer de ignorarlo, se pasa rápida e inesperadamente a un estado de cosas en el que es difícil, si no imposible, saber dónde comienzan y dónde concluyen las organizaciones del Partido y las gremiales...El posterior crecimiento del P.O.R., fantástico y excepcional, que le permitió convertirse en un partido de masas, no pudo menos que agravar y poner en relieve nuestra debilidad organizativa. Internamente se seguían aplicando las normas aprendidas en un club de lectura, en el mejor de los casos en un círculo propagandístico. Las tareas que el Partida se había impuesto realizar en el seno de las masas aprovechando su etapa de ascenso a partir do 1943-44. Se produce un choque entre las tareas del Partido y los métodos primitivos de trabajo. Se trata de un caso típico de enfermedad de crecimiento, Circunstancias excepcionalmente favorables nos habían colocado a La cabeza de las masas. Aglutinamos la atención y la simpatía de los explotados, en la política interna del país nos convertimos en un poderoso Partido y, pese a todo organizativamente conservamos muchas características del círculo de amigos... Lo más inteligente de la juventud boliviana se entregó al P.O.R". Contamos con un magnífico equipo de agitadores, muchos de los cuales creyeron que su misión consistía también en teorizar... Pero faltaron y aun faltan organizadores”. Eso se escribía en 1950, reconociendo que era el programa el que le daba superioridad al P.O.R., “El programa le ha permitido al Partido adquirir una insospechada vitalidad. El Partido de Marof (en su momento) mucho más numeroso y disciplinado que el nuestro, contando con un considerable equipo de viejos burócratas sindicales, habiendo normalizado un órgano periodístico, con una mayor experiencia, con un peso político considerable y eficiente de ‘trotskista’, fue completamente pulverizado – subrayamos el término – gracias, entre otras muchas causas, a la carencia de programa, a la carencia que dejó abierta la puerta tanto a la aventura y los compromisos con la feudal-burguesía como al desaliento y a la disgregación” 26. “El auge de P.O.R. dentro del campo obrero – confirma un cronista – le permitió conquistar en las elecciones de enero de 1947 cuatro diputados y un senador” 27.

Sin embargo, no puede decirse que la masa del pueblo de Bolivia se desengañara inmediatamente de toda la propaganda que había movido el P.I.R. la que había desembocado en la “revolución popular libertadora” del 21 de julio de 1943. Lo fue haciendo a medida que la confabulación rosca-pirista avanzó, poniendo en descubierto todo su profundo sentido reaccionario al servicio de las peores fuerzas de la feudal-burguesía y del imperialismo. Ya en el mismo mes de enero de 1947, los campesinos fueron masacrados en Pucarani. Muchos de ellos, a pesar de todo, habían permanecido fieles a Villarroel quien, aunque no les había dado tierras, había abolido el “pongueaje”. “Tropas del ejército y de la policía fueron lanzadas sobre las comunidades indefensas para asegurar el orden y el respeto a la propiedad privada 28.

En seguida vino la masacre de Potosí, donde los mineros se habían declarado en huelga en demanda de mayores salarios, en febrero de 1947, “Fresco aún el recuerdo de la Tesis de Pulacayo – escribe el cronista que seguimos – el gobierno integrado por rosqueros y piristas decidió interpretar ese gesto como un acto de rebeldía”. Y ante una manifestación pacífica de los huelguistas en demanda de la libertad de sus dirigentes que habían sido detenidos “se decidió reprimir con bala a los manifestantes” 29.

Meses más tarde, tuvo lugar el Cuarto Congreso Minero, celebrado en Colquiri, en junio de 1947, donde el Secretario Ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros, Juan Lechín, miembro del M.N.R. tuvo oportunidad de aplastar al representante gubernamental, el stalinista Ministro de Trabajo, Alfredo Mendizábal, y aún de hacer demagógicamente la mayor apología de la. Tesis de Pulacayo. “Como era de esperar – dijo – nuestra intransigencia clasista nos ha concedido el privilegio de convertirnos en el sector más odiado por la clase dominante. Como no han podida prostituirnos, los gobernantes han decidido destruirnos por todos los medios. Ese plan tenebroso fraguado desde el palacio Quemado de La Paz, está en plena ejecución. Todos los que buscan liquidar la F.S.T.M.B. intentan destruir la Tesis de Pulacayo. Por eso tenemos que dar una sistemática y amplia difusión a nuestra Tesis” 30.

Toda esa labor, que se realizó no sin conatos de división, sobre la base de acusaciones por algunos sectores, de intromisión política en la Federación, fue permitiendo al M.N.R. adornarse con las conquistas teóricas del P.O.R., las que comenzó a adoptar demagógicamente, habiendo apreciado la influen- cia que lograban en la masa. Así fue como pudo iniciar la reconquista de sus anteriores posiciones entre ésta, y ambos Partidos aparecían mancomunados en la acción política y frente a los ataques – masacre blanca de Catavi, y otros – de la rosca y del P.I.R.

El P.I.R. era el que más se distinguía en esos ataques, pese a haber sido despedidos sus representantes del gabinete de Hertzog, por no ser necesarios ya sus servicios a la reacción, no obstante lo cual, el P.I.R. proseguía auspiciando la “Unidad Nacional para el cumplimiento de los fines de la Revolución Democrático-Burguesa”. Y en la Tesis aprobada en el 3er. Congreso del Partido de la Izquierda Revolucionaria, en octubre de 1947, se hablaba de la necesidad de “desenmascarar a los agitadores trotsko-movimientísmo que, al aparentar una lucha antiempresista en favor de los trabajadores mineros, no buscan, en el fondo sino ... favorecer la conspiración nazi fascista, disimulándola bajo las más aventuradas consignas”. “Entre los fabriles – se agregaba – especialmente en La Paz, que es el centro industrial más importante de la República, ha cundido el proselitismo trotsko-movimientista... el trotsko-movimientismo ha logrado también aprovecharse del descontento de los indios contra el gamonalismo para suscitar sublevaciones o mezclarse en ellas... Respecto al P.O.R., nuestro Partido no puede tomar otra posición que la del más irreconciliable antagonismo” (ya que sus dirigentes) ”engañan a la clase obrera con ilusorias recetas de revolución social, irrealizables desde el punto de vista sociológico- histórico” e “inspiradas en la más grosera provocación”. Mientras tanto consideraba que el Presidente Hertzog ha venido ocupando una posición ponderada” y que “e1 P.I.R., es la más sólida garantía contra los intentos subversivos del trotsko-movímientismo” ya, que de lo que se trataba ahora, era de aliarse con el “sector progresista de la burguesía nacional” para hacer con ella la Revolución Democrático-burguesa 31. Imposible una posición más rastrera al servicio de la vieja “Rosca” y del imperialismo.

Mientras tanto, el P.O.R., con sus diputados electos en 1947, pasó a formar el bloque Minero Parlamentario, con la Federación de Mineros, Bloque que transformaba al Parlamento en tribuna revolucionaria, sobre la base del Programa de Pulacayo.

Al mismo tiempo, proseguía en Bolivia la dramática lucha social que transformaba al país en un hervidero de agitación y rebeldía. Ya en el Quinto Congreso Nacional de Mineros, realizado en Atocha, distrito de Telamayu además de las delegaciones sindicales asistieron delegados fraternales de los campesinos. “Era la primera vez que los trabajadores del agro se hacían presentes en un congreso obreros del subsuelo”... “El Congreso de Telamayu comprendió la necesidad histórica de incorporar a los campesinos en sus luchas por la liberación de los trabajadores del país, pero vanguardizando ellos esos movimientos sociales” 32. La reacción principal, encabezada por el Ministro de Trabajo, fue contra, la Tesis de Pulacayo.

La lucha social prosiguió todo el año 1948 y 49, expresada principalmente en la masacre de La Paz y en la masacre “roja” de Siglo XX, que dieron como resultado que, después de haber fusilado los trabajadores dos rehenes, se procediera, con tropas del ejército y 1500 carabineros, a asaltar ese campamento para dejar tendidos los cadáveres unos ochenta obreros y familiares de los mismos. Fue a consecuencia de tales sucesos, que el gobierno decretó el Estado de Sitio, declarando: “Por encontrarse el país en estado de Guerra promovido por el M.N.R. y el P.O.R., situación que se manifiesta en los siguientes sucesos: 1º El asalto perpetrado por fuertes grupos de trabajadores mineros adictos al M.N.R. y al P.O.R. a oficinas superiores de la Empresa Patiño Mines, en Siglo XX. Los incalificables crímenes cometidos por éstos contra indefensos prisioneros nacionales y extranjeros en el local del Sindicato de Siglo XX. La resistencia armada que opusieron a las fuerzas del Ejército y tropas de carabineros en la plaza de Siglo XX . El ataque al cuartel del regimiento Colorados 1º de Infantería en Miraflores, Uncía, con bombas de dinamita, fusiles y armas automáticas. 2º Esta tarde grupos fanatizados del M.N.R. y del P.O.R. asaltaron el local policiario del Huanuni y lo destruyeron con cargas de dinamita. Los sediciosos minaron el camino carretero de Sorasora a Huanuni para impedir el tránsito de vehículos hacia Oruro. 3º En el asiento de Colquiri, los trabajadores se declararon en huelga y tomaron prisioneros a empleados superiores de la empresa, nacionales y extranjeros, de cuya suerte no se ha tenido aún informe oficial. 4º Al sur de la República se han declarado en huelga los trabajadores de la mina “Tasna”. Toda esa acción represiva culminó días después en “la más salvaje masacre que recuerde la historia de Bolivia” 33.

Mientras tanto, el presidente Hertzog había dejado el gobierno, pasando a reemplazarlo el vice, Mamerto Urriolagoitia, viejo oligarca que conservó como su secretario privado a Tristán Marof. Con Urriolagoitia pareció acentuarse la acción represiva, haciendo que toda esa situación desembocara en la guerra civil de 1949. El “M.N.R. –prosigue el cronista antes mencionado – buscaba en un golpe militar-civil, en escala nacional, la solución al estado de cosas existente... A la lucha revolucionaria a la luz del día prefería el complot y el golpe de mano, a la revolución ‘que se ve venir’, prefirió el golpe sorpresivo subterráneo, que desprecia el apoyo de las masas, que condena a éstas al papel de comparsas”. En tanto, “El P.O.R. – agrega – seguía debatiéndose en su insoluble contradicción entre su capacidad teórica y su absoluta incapacidad práctica” 34.

El golpe del M.N.R., que llegó a hacerse dueño de Cochabamba, Potosí, Sucre, Santa Cruz y varias poblaciones de provincias, fracasó, precisamente, por el temor de apelar a las masas. “Hubo escrúpulo entre algunos dirigentes del M.N.R. – confiesa uno de ellos mismos – sobre la conveniencia de desatar un movimiento campesino cuyas consecuencias eran imprevisibles” 35.

A aquella contienda armada, sucedió la huelga general de 1950, haciendo que “la crisis revolucionaria adquiriera magnitudes insospechadas” y que culminó en la acción de Villa Victoria. A ésta sucedió el Sexto Congreso Nacional de Mineros, en el cual se renovaron, de parte del Gobierno las infructuosas maniobras contra la Tesis de Pulacayo; luego el primer Congreso nacional de obreros fabriles, etc.

A principios de 1951 el M.N.R. que había sido dirigido en cierto período por Luis Peñaloza, antiguo trotskysta, reunió una Convención para sostener la candidatura presidencial de Franz Tamayo. Pero, a último momento, se resolvió levantar el nombre de Víctor Paz Estenssoro, entonces desterrado en Buenos Aires, y de Hernán Siles Zuazo, quienes triunfaron ampliamente en las mismas elecciones, realizadas en abril. La fórmula PazEstenssor-Siles Zuazo contó en esta oportunidad con el apoyo decidido del partido Comunista de Bolivia, fundado como tal recién en enero de 1950 (por desprendimiento del P.I.R., que pronto habría de disolverse) y que, en otros de sus espectaculares cambios de frente, se haría propulsor del M.N.R., el mismo partido al que antes acusaba de nazi-fascista, pero que ahora aparecía como enemigo del imperialismo yanqui con el que el Kremlin nuevamente se encontraba en disputa, después del período de colaboración en la campaña contra Hitler en Europa. El proletariado de Bolivia otra vez, debía acomodar su acción a los intereses momentáneos de la U.R.S.S. stalinizada. El triunfo del M.N.R. trajo serias consecuencias, ya que resultó inesperado para las viejas clases gobernantes: era ]a primera vez en Bolivia que triunfaba la oposición. Mamerto Urriolagoitia entregó, entonces, el gobierno a una Junta Militar y huyo al extranjero. La mencionada Junta, presidida por el general Hugo Ballivián, repudió las elecciones realizadas y declaró el Estado de Sitio. El M.N.R. era pues, nuevamente, la gran fuerza política tras la que se movían las masas bolivianas.

5. ¿Como y por qué había vuelto el M.N.R., desplazando al P.O.R. en la dirección de los acontecimientos, cuando parecía que este estaba destinado a dar, por fin, una salida revolucionaria a los trabajadores del altiplano, que habían seguido infructuosamente detrás de las banderas de los otros Partidos? “El observador superficial – escribe G. Lora – puede concluir extrañándose qué el P.O.R. no se hubiese convertido, en la época del sexenio en un partido de masas, o atribuir el hecho a errores ideológicos. Los que así razonan argumentan que el P.O.R. fue fundado antes que el P.I.R. y el M.N.R. y que no faltaron las coyunturas favorables para, el crecimiento de las tendencias radicales...Durante el sexenio el Partido fue sañudamente perseguido por el stalinismo, que se encontraba en el poder junto a la rosca. En pleno combate se renovó el equipo dirigente trotskysta que fue desplazado de Cochabamba a La Paz... El Partido se transformó política y organizativamente (a través de crisis y escisiones inevitables), lo que no supone que se hubiese emancipado totalmente de la nefasta herencia dejada por el viejo P.O.R.... De 1946 a 1952 se reelaboró el programa que había servido de base para la reestructuración del P.O.R.... El inicio de la penetración en las masas no fue acompañado por la formación de células de empresa o de calle y su trabajo se limitaba a la propagación de los principios revolucionarios... Donde se expresaba la extrema debilidad del Partido era en su rudimentarismo organizativo” 36.

En cambio, agrega “el sexenio significó el martirologio del M.N.R. y de él surgieron sus ídolos y sus caudillos. La torpeza y los abusos de las autoridades contribuyeron a crear la leyenda de un M.N.R. invencible. No se puede negar que la historia movimientista de este período es fascinante, pues está llena de sacrificios increíbles y la calidad humana de muchos héroes encontró suficientes razones para salir a un primer plano... Contrariamente a lo que se esperaba, esa sañuda persecución, marcada por una inútil vesania, fue una de las causas fundamentales que contribuyeron a convertir al M.N.R. – de partido derrotado, desorganizado y en desbande – en el dirigente indiscutido de la oposición. Los excesos de la represión contribuyeron también a que el M.N.R. apareciese como el partido revolucionario por excelencia y como el más próximo al poder” 37.

Pero hubo algo más: “El M.N.R., con la finalidad de inflar más rápidamente sus filas... se olvidó de su programa, disimuló sus verdaderas posiciones, sus líderes se declararon marxistas y lanzaron demagógicamente proposiciones antiimperialistas y cien por cien favorables a las masas. Algo más grave aún: poco a poco fue hablando un lenguaje extraño y adoptando una ideología radical. Este proceso iba de las bases a la dirección y no en sentido contrario... Paulatinamente, pero de una manera firme, el M.N.R. se fue vistiendo con ropaje ideológico ajeno, que fue conseguido gracias al saqueo perpetrado en otras tiendas políticas... Se puede decir que es en este período en el que con mayor nitidez el M.N.R. se perfila como filomarxista... El equipo sindical movimientista, entrenado y templado en la lucha diaria, logró aglutinar a valiosos luchadores y agitadores...Es este equipo el que recibe en mayor medida la influencia porista y se convierte en el canal por el que se filtra una ideología exótica en el seno del M.N.R. Muchos de los agitadores movimientistas nadaron durante el sexenio, entre dos aguas (asentaron un pie en el M.N.R. y el otro en el P.O.R.) y estaban convencidos de que el arribo al poder de su Partido importaría nada menos que la materialización del programa trotskysta,... Los obreros avanzados que asimilaban los escritos poristas, demostraban su conformidad con el programa del P.O.R., pero como consecuencia de su incompleta o insuficiente asimilación, creían que era su deber atribuir su cumplimiento a otro Partirlo, en esa época obligadamente el M.N.R.”.

“La clase trabajadora, principalmente la de las minas – agrega – fue guiada durante los seis negros años de lucha bajo el sexenio por los principios de la Tesis de Pulacayo y no por los enunciados movimientistas. Este hecho ha sido reconocido por los propios teóricos del M.N.R. Si bien el P.O.R. no ha llegado aún a ser el Partido masivo y mayoritario, su pensamiento se ha convertido en rector de todo el movimiento sindical durante el sexenio y también después. Los observadores no alcanzan a comprender por qué el Partido que encarnaba la ideología de la oposición (el P.O.R.) durante el régimen de la rosca, no llegó al poder y lo hizo en su lugar una organización que se veía obligada a abandonar momentáneamente sus postulados para apropiarse otros ajenos”. Además, escribe, los movimientistas luchaban “en muchos sectores en virtual frente con los poristas, quienes tuvieron obligadamente que relegar a un último plano su crítica al peligro que significaba el movimientismo para la revolución boliviana”. Y termina: “Inmediatamente después del 9 de abril surgen en el P.O.R. toda una serie de teorías seguidistas. Unas sostenían que el M.N.R. llegó a ocupar prácticamente el lugar del P.O.R., como vanguardia proletaria; otras insinuaban que el P.O.R. era sólo una rama del M.N.R. y que le correspondía apoyarlo incondicionalmente, evitando toda critica... Todas esas teorías eran producto de la desesperación y del miedo” 38.

El hecho es que, a la finalización del sexenio, el M.N.R. contaba con el apoyo total del statinismo y también, en general, del trotskysmo de cuyo programa, demagógicamente, se había apropiado. Y aunque, perseguido y prácticamente, colocado en la clandestinidad, había logrado capturar, también, el apoyo de la masa. “No fue el P.O.R. el Partido que se convirtió en caudillo del proletariado sino el M.N.R. nutrido por una numerosa clase media, que acompañó las consignas de su lucha con las ansiedades de las masas; – confirma A. Valencia Vega que luego había de acercarse a este Partido – si en su primera etapa, hasta el 21 de julio de 1946, fue un Partido de extracción esencialmente pequeño-burguesa, durante el período Herizog-Urriolagoitia, amplió su composición con bases obreras reales, y en sus campañas por la recuperación del poder político, su lenguaje adoptó tonalidades obreristas, interpretando las aspiraciones de la clase trabajadora” 39.

Así se llegó a la insurrección de abril de 1952.

1. G. Lora – “Fourth International”, May-June, 1952

2.. A. Barcelli S. – “Medio siglo de luchas...”, p. 182 y 183.

3. “El pueblo no tiene corbata. Se la sacó, de acuerdo a sus afirmaciones, cuando hubo llegado la hora de “ajustarse los pantalones” (E. Rey – Op. cit. p. 226).

4. E. Rey – “En Bolivia la revolución...”, p. 53 y 34.

5. E. Rey – Op, cit., p. 61.

6. E. Hey – Op. p. 54.

7. E. Rey – Cit. p. 77 y 79.

8. E. Rey – Op. cit., p. 96.

9. E. Rey – Op. cit., p. 96.

10. E. Rey – Op. cit., p. 130.

11. E. Rey – Op. cit . 95.

12. “La masonería ha demostrado mucho interés por controlar los organismos de izquierda y a los de la oposición, se puede decir, sin incurrir en exageración alguna, que se ha ejecutado un verdadero entrismo masónico en los partidos pretendidamente marxistas. Virtualmente la plana mayor del P.I.R. fue asimilada por diversas logias. Tal es el mecanismo secreto por el cual la gran minería (las logias se desarrollan a su sombra) logró controlar la actividad del stalinismo. Carlos V. Aramayo se convirtió en el primer sostenedor de la causa pirista. “La Razón” ha tenido su época filo-stalinista y prominentes miembros de la Rosca se inscribieron en el P.I.R.” (G. Lora – “La revolución boliviana”, p. 14).

13. G. Lora – “La revolución boliviana”, p. 8 a 16

14. G. Lora – Op. cit., p. 9.

15. E. Rey – Op. cit., p. 113 a 117.

16. E. Rey – Op. cit,, p. 100.

17. E. Rey – Op. cit., p. 123 a 125

18. G. Lora – “La gran década”, Revista “Cuarta Internacional”, Bs. Aires, Octubre de 1952.

19. A. Cornejo S. – “Programas políticos de Bolivia”, p. 314 a 340

20. A. Barcelli S. – “Medio siglo de luchas...”, p. 188 y 197

21. A. Cornejo S. – Op. cit., p. 325.

22. J. Fellman Velarde – “Víctor Paz Estenssoro”, p. 195.

23. A. Barcelli S. – Op. cit,, p. 199.

24. “El pequeño burgués radical, animado de una especie de romanticismo socialista, es suplantado por el traficante desesperado” (G, Lora – “La crisis del P.O.R.”.

25. Durante el gobierno de Tomás Frías, el Palacio de Gobierno de La Paz, fue incendiado, tomando desde entonces el nombre de Palacio Quemado.

26. G. Lora – “La crisis del P.O.R. boliviano”, Bs. Aires 1950 (Artículo mimeografiado en el archivo del autor).

27. A. Barcelli S. – “Medio siglo de luchas...”, p. 197

28. “El marxismo en Bolivia”, p. 33.

29. A. Barcelli S. – Op. cit., p. 197.

30. A. Barcelli S. – Op. cit., p. 201.

31. A. Cornejo S. – “Programas...”, p. 277 a 284.

32. A. Barcelli S. “Medio siglo de luchas...”, p. 204.

33. A. Barcelli S. – Op. cit., p. 212 a 214.

34. A. Barcelli S. – Op. cit., p. 219 a 220.

35. J. Fellman Vearde – “Victor Paz Estenssoro”, p. 229

36. G. Lora – “La revolución boliviana”, p. 27.

37. G. Lora – Op. cit., p.

38. G. Lora – “La revolución boliviana”, p. 5 a 399

39. A. Valencia Vega. – “Desarrollo del pensamiento político en Bolivia”, p. 112.